SOLEMNIDAD DE
SANTA MARIA MADRE DE DIOS
1 DE ENERO
La Solemnidad de Santa María Madre de Dios es la
primer Fiesta Mariana que apareció en la Iglesia Occidental, su celebración se
comenzó a dar en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación
–el 1º de enero– del templo “Santa María Antigua” en el Foro Romano, una de las
primeras iglesias marianas de Roma.
La antigüedad de la celebración mariana se constata
en las pinturas con el nombre de “María, Madre de Dios” (Theotókos) que han sido
encontradas en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados
debajo de la ciudad de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para
celebrar la Misa en tiempos de las persecuciones.
Más adelante, el rito romano celebraba el 1º de enero
la octava de Navidad, conmemorando la circuncisión del Niño Jesús. Tras
desaparecer la antigua fiesta mariana, en 1931, el Papa Pío XI, con ocasión del
XV centenario del concilio de Éfeso (431), instituyó la Fiesta Mariana para el
11 de octubre, en recuerdo de este Concilio, en el que se proclamó solemnemente
a Santa María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero Hijo de Dios;
pero en la última reforma del calendario –luego del Concilio Vaticano II– se
trasladó la fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de
solemnidad, y con título de Santa María, Madre de Dios.
De esta manera, esta Fiesta Mariana encuentra un
marco litúrgico más adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor; y al mismo
tiempo, todos los católicos empezamos el año pidiendo la protección de la
Santísima Virgen María.
El Concilio de Éfeso
En el año de 431, el hereje Nestorio se atrevió a
decir que María no era Madre de Dios, afirmando: “¿Entonces Dios tiene una
madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que les atribuye una
madre a los dioses”. Ante ello, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso
–la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años– e iluminados por el
Espíritu Santo declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo,
Cristo, es Dios”. Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba
portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando:
"Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén".
Asimismo, San Cirilo de Alejandría resaltó: “Se
dirá: ¿la Virgen es madre de la divinidad? A eso respondemos: el Verbo
viviente, subsistente, fue engendrado por la misma substancia de Dios Padre,
existe desde toda la eternidad... Pero en el tiempo él se hizo carne, por eso
se puede decir que nació de mujer”.
Madre del Niño Dios
“He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu
palabra”
Es desde ese fiat, hágase que Santa María respondió
firme y amorosamente al Plan de Dios; gracias a su entrega generosa Dios mismo
se pudo encarnar para traernos la Reconciliación, que nos libra de las heridas
del pecado.
La doncella de Nazareth, la llena de gracia, al
asumir en su vientre al Niño Jesús, la Segunda Persona de la Trinidad, se
convierte en la Madre de Dios, dando todo de sí para su Hijo; vemos pues que
todo en ella apunta a su Hijo Jesús.
Es por ello, que María es modelo para todo
cristiano que busca día a día alcanzar su santificación. En nuestra Madre Santa
María encontramos la guía segura que nos introduce en la vida del Señor Jesús,
ayudándonos a conformarnos con Él y poder decir como el Apóstol “vivo yo más no
yo, es Cristo quien vive en mí”.
SAN BASILIO Y
SAN GREGORIO
2 DE ENERO
San Basilio se consagró al servicio como Arzobispo
de Cesarea, Doctor de la Iglesia y Patriarca de los Monjes de Oriente. Nació en
Cesarea, la capital de Capadocia, en el año 329. Entre sus nueve hermanos
figuraron : San Gregorio de Nissa, Santa Macrina la joven y San Pedro de
Sevaste. Su padre era San Basilio el viejo, y su madre, Santa Emelia. Inició su
educación en Constantinopla y la completó en Atenas. Allá tuvo como compañero
de estudio a San Gregorio Nazianceno, quien se convirtió en su amigo
inseparable. Cuando Basilio recibió el bautismo, tomó la determinación de
servir a Dios dentro de la pobreza evangélica.
Comenzó por visitar los monasterios de Egipto,
Palestina Siria y Mesopotamia, con el propósito de observar y estudiar la vida
religiosa. Se estableció en un paraje agreste en la región del Ponto, separado
de Annesi, por el río Iris. En aquel retiro solitario se entregó a la plegaria
y al estudio. Formó el primer monasterio que hubo en Asia Menor, organizó la
existencia de los religiosos y enunció los principios que se conservaron a
través de los siglos y hasta el presente gobiernan la vida de los monjes en la
Iglesia de oriente. San Basilio practicó la vida monástica propiamente dicha
durante cinco años solamente, pero en la historia del monaquismo cristiano
tiene tanta importancia como el propio San Benito.
Por aquella época, la herejía arriana estaba en su
apogeo y los emperadores herejes perseguían a los ortodoxos. En el año de 363,
Basilio fue ordenado diácono y sacerdote en Cesarea, pero para evitar generar
ciertos conflictos con el arzobispo Eusebio, decidió retirarse calladamente al
Ponto. Sin embargo, Cesarea lo necesitaba y lo reclamó. Dos años más tarde, San
Gregorio Nazianceno, en nombre de la ortodoxia, sacó a Basilio de su retiro
para que le ayudase en la defensa de la fe, del clero y de la Iglesia. En el
año de 370, año en que murió Eusebio, Basilio fue elegido para ocupar la sede
arzobispal vacante. Tiempo después, la muerte de San Anastasio dejó a Basilio
como único paladín de la ortodoxia en el oriente, y éste luchó para fortalecer
y unificar a todos los católicos que, sofocados por la tiranía arriana y
descompuestos por los cismas y las disenciones entre sí, parecían extinguirse.
El santo murió el 1 de enero de 379, a la edad de 49 años.
Cada 3 de enero la Iglesia celebra el Día del
Santísimo Nombre de Jesús. “Éste es aquel santísimo nombre anhelado por los
patriarcas, esperado con ansiedad, demandado con gemidos, invocado con
suspiros, requerido con lágrimas, donado al llegar la plenitud de la gracia”,
decía San Bernardino de Siena.
La palabra Jesús es la forma latina del griego
“Iesous”, que a su vez es la transliteración del hebreo “Jeshua” o “Joshua” o
también “Jehoshua”, que significa “Yahveh es salvación”.
EL SANTÍSIMO
NOMBRE DE JESÚS
MEMORIA EN LA
ORDEN FRANCISCANA
3 DE ENERO
El Santísimo Nombre de Jesús comenzó a ser venerado
en las celebraciones litúrgicas del siglo XIV. San Bernardino de Siena y sus
discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús. En 1530 el Papa Clemente VII
concedió por primera vez a la Orden Franciscana la celebración del Oficio del
Santísimo Nombre de Jesús.
San Bernardino solía llevar una tablilla que
mostraba la Eucaristía con rayos saliendo de ella y, en el medio, se veía el
monograma “IHS”, abreviación del Nombre de Jesús en griego (ιησουσ).
Más adelante la tradición devocional le añade un
significado a las siglas: "I", Iesus (Jesús), "H", Hominum
(de los hombres), "S", Salvator" (Salvador). Juntos quieren
decir “Jesús, Salvador de los hombres”.
San Ignacio de Loyola y los jesuitas hicieron de
este monograma el emblema de la Compañía de Jesús.
El Nombre de Jesús, invocado con confianza:
• Brinda
ayuda en las necesidades corporales, según la promesa de Cristo: "En mi
nombre agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño;
impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien" (Mc. 16,17-18).
En el Nombre de Jesús los Apóstoles dieron fuerza a los lisiados (Hch. 3,6;
9,34) y vida a los muertos (Hch. 9,40).
• Da consuelo en las pruebas
espirituales El Nombre de Jesús le recuerda al pecador el "padre
del hijo pródigo" y el buen samaritano; al justo le
recuerda el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero de Dios.
Nos protege de Satanás y sus artimañas, ya que el diablo le teme al
Nombre de Jesús, quien lo ha vencido en la Cruz.
En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y la eternidad, pues Cristo dijo: "lo que pidan al Padre se los dará en mi
nombre." (Jn. 16,23). Por lo tanto, la Iglesia concluye todas sus oraciones con las palabras: "Por Jesucristo Nuestro Señor", etc. Así se
cumple la palabra de San Pablo: "Para
que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra
y en los abismos." (Flp. 2,10).
ISABEL BAYLEY SETON,
PRIMERA SANTA NACIDA EN ESTADOS UNIDOS
PRIMERA SANTA NACIDA EN ESTADOS UNIDOS
4 DE ENERO
Isabel
Ana Bayley viuda de Seton es la primera santa nacida en los Estados Unidos,
país donde fundó la primera escuela católica y la primera congregación
estadounidense de religiosas bajo el nombre de Hermanas de la Caridad de San
José.
Además,
es considerada patrona de las escuelas católicas, viudas y niños en peligro de
muerte.
Nació
el 28 de agosto de 1774 en Nueva York. Sus padres, el Dr. Richard Bayley y
Catalina Charlton, eran anglicanos y leales miembros del partido conservador.
A
los 20 años, la santa conoció a William Magee Seton, un importante negociante
con el que se casó luego de un corto tiempo de noviazgo y tuvo cinco hijos.
El
27 de diciembre de 1803 su esposo falleció debido a una tuberculosis. Y luego,
fue acogida por varios meses en la casa de la familia italiana Filicchi.
Durante
su estancia entró en contacto con las prácticas religiosas católicas, y el 14
de marzo de 1805 se convirtió catolicismo. Entre los aspectos que más
impresionaron a Isabel y la llevaron a la conversión fue la presencia real de
Jesucristo en la Eucaristía y la devoción a la Virgen María.
De
regreso a Nueva York, además de la difícil situación económica tuvo que sufrir
la oposición de su familia y amigos.
En
1809 fundó el Instituto de Hermanas de la Caridad de San José en la diócesis de
Baltimore, la cual se convierte en la primera Congregación religiosa femenina
en Norteamérica. Después de su muerte las Hermanas se unen a la Compañía de las
Hijas de la Caridad de París, tal como fue su deseo desde los comienzos.
También
fundó la primera escuela parroquial católica en Estados Unidos.
Falleció
en Maryland el 4 de enero de 1821. Fue beatificada el 17 de marzo de 1963 por
el Papa Juan XXIII y canonizada el 14 de septiembre de 1975 por el Papa Pablo
VI.
SAN JUAN NEUMANN
5 DE ENERO
“No
me he arrepentido jamás de haberme dedicado a la Misión en América”, escribió
una vez el misionero San Juan Neumann, cuarto Obispo de Filadelfia en Estados
Unidos y fundador del primer sistema de educación católica en este país. La
fiesta de este gran religioso redentorista se celebra cada 5 de enero.
Neumann
nació en Bohemia, actual República Checa, en 1811. Acudió a la escuela en
Budweis y allí ingresó al seminario en 1831. Cuando ya había completado su
preparación para ser ordenado sacerdote, su obispo decidió que no realizaría
allí más ordenaciones.
Juan
escribió a diversos obispos, pero ninguno quería por el momento sacerdotes. Sin
embargo, el Santo no se desanimó, aprendió inglés trabajando en una fábrica y
así pudo escribir a los obispos de Estados Unidos.
El
Obispo de Nueva York aceptó ordenarlo y por ello tuvo que dejar a su familia y
amigos para ir a una tierra lejana. En Estados Unidos se convirtió en uno de
los 36 presbíteros para 200 mil católicos y su parroquia abarcaba desde Ontario
hasta Pensilvania.
La
mayor parte del tiempo la pasaba visitando los poblados, escalando montañas
para visitar a los enfermos, enseñando en cabañas y tabernas y celebrando la
Misa en la mesa de la cocina.
Con
el tiempo sintió el llamado a ingresar a una comunidad religiosa y formó parte
de los redentoristas. Hizo su profesión en Baltimore en 1842. Se destacó por su
piedad y amabilidad. Gracias a su conocimiento de seis idiomas estuvo apto para
el trabajo en la sociedad estadounidense de aquel tiempo, donde también había
muchos migrantes.
En
1847 fue nombrado visitador de los redentoristas en Estados Unidos. Al término
de su servicio, sus hermanos religiosos estaban mejor preparados para ser una
“provincia o inspectoría religiosa” autónoma. Hecho que se concretó en 1850.
El.
P. Neumann fue ordenado Obispo de Filadelfia en 1852. Organizó un sistema
diocesano de escuelas católicas y se convirtió en el fundador de la educación
católica en el país. Asimismo, fundó las Hermanas de la Tercera Orden de San
Francisco para enseñar en las escuelas y construyó más de 80 iglesias durante
su episcopado.
San
Juan Neumman era de corta estatura y aunque nunca tuvo una salud robusta,
realizó una gran actividad pastoral y literaria. Escribió muchos artículos en
revistas, periódicos católicos, publicó dos catecismos y hasta una historia de
la Biblia para escolares.
Un
5 de enero de 1860, con tan solo 48 años de edad, se desplomó en la calle y
partió a la Casa del Padre antes de que pudieran darle los últimos sacramentos.
Fue beatificado en 1963 por Papa Pablo VI y canonizado en 1977 por el mismo
Pontífice.
SAN RAIMUNDO DE PEÑAFORT,
PATRONO DE LOS JURISTAS
CATÓLICOS
7 DE ENERO
“Contemplad
al autor y mantenedor de la fe, a Jesús, quien, siendo inocente, padeció por
obra de los suyos”, escribió una vez San Raimundo de Peñafort, santo dominico
que humildemente ocupó cargos importantes, escribió libros que se hicieron
famosos y hasta viajó por el mar en una barca hecha con su túnica. Es patrono
de los juristas católicos y su fiesta se celebra cada 7 de enero.
Raimundo,
cuyo nombre significa “buen consejo”, nació por el año 1175 en Peñafort, cerca
de Barcelona en España. Poseía una inteligencia extraordinaria y a los 20 años
fue profesor de filosofía en Barcelona.
A
los 30 años estudió en la Universidad de Bolognia, Italia, con la finalidad de
perfeccionar su conocimiento de derecho civil y canónico. Luego se doctoró y
trabajó como docente. Más adelante sirvió como archidiácono de la Diócesis de
Barcelona.
En
1222 ingresó a la Orden de Predicadores (Dominicos). El Santo pidió que le
impusieran penitencias severas y oficios humillantes. Él consideraba que el
orgullo era un peligro para el alma. Sin embargo, los superiores le
encomendaron la labor de investigar cómo responder a las difíciles preguntas sobre moral que los
fieles presentaban.
Como
resultado se obtuvo el libro “Summa de casibus paenitentialibus”, la primera
obra en su género y que se volvió muy famosa, sirviendo de gran provecho para
confesores y moralistas.
Trabajaba
arduamente en la predicación, instrucción y confesión. En 1230 el Papa Gregorio
IX lo llamó a Roma y lo nombró su confesor. Además le encomendó reunir el
Corpus canónico de los decretos de los Pontífices y concilios que no estuvieran
ya en la colección que Graciano había hecho en 1150.
De
esta labor se publicó su famoso libro, en 5 volúmenes, titulado “Decretales”.
Esta compilación fue considerada como la mejor colección de derecho canónico
hasta la compilación del “Codex Juris Canonici” en 1917.
A
pesar de las súplicas del Santo, el Papa lo nombró Obispo de Tarragona, pero
poco después San Raimundo enfermó gravemente y el Pontífice lo liberó,
pidiéndole que propusiera un candidato apto para el cargo.
Regresó
a Barcelona, su tierra natal, para recuperarse de la enfermedad y tanto la
Santa Sede como el rey le encomendaron trabajos importantes. De los escritos de
San Raimundo destacó la “Summa casuum”, sobre la administración genuina y
provechosa del Sacramento de la Penitencia.
En
1238 los diputados del Capítulo General de la Orden Dominica fueron a Barcelona
para anunciarle a San Raimundo que había sido elegido como superior general.
Por obediencia, el Santo aceptó y visitó a pie todas las casas de la Orden,
inculcando el amor a la vida entregada en regularidad, al estudio y los
misterios espirituales.
Más
adelante obtuvo que se aprobara una medida que aceptara la dimisión voluntaria
del superior cuando éste tuviera razones justas. De esta manera pudo renunciar
al cargo fundamentándose en su edad, al haber cumplido 65 años.
Los
siguientes años los empleó en la evangelización, esclareciendo la doctrina ante
herejías y buscando la conversión de todos, incluidos judíos y musulmanes.
Cierta
ocasión se encontraba acompañando al rey Jaime a Mayorca, un soberano mujeriego
que había prometido enmendarse, pero que no cumplió su promesa. En vista de
ello, San Raimundo pidió licencia para ir a Barcelona, pero el rey se lo negó y
amenazó de muerte a quien se atreviera a sacarlo de la isla.
Ante
esto, el Santo dijo: "Los reyes de la tierra pueden impedirnos la huida,
pero el Rey del cielo nos dará los medios para ello". Luego se fue al mar,
extendió su túnica sobre el agua, ató un extremo de ella a un palo para que
sirviera de vela, hizo la señal de la cruz y subió sobre la “barca”.
Milagrosamente
la “nave” llegó a Barcelona y San Raimundo fue recibido con aclamaciones por la
gente que lo vio llegar. El Santo, sin inmutarse, recogió su túnica, que estaba
seca, la puso en sus hombros y se fue a su monasterio. En el sitio que
desembarcó se construyeron una capilla y una torre.
Durante
su última enfermedad fue visitado por los reyes Alfonso de Castilla y Jaime de
Aragón. San Raimundo partió a la Casa del Padre el 6 de enero de 1275 con 100 años
de edad. Sus restos mortales reposan en la catedral de Barcelona, España.
SAN SEVERINO,
PREDICADOR QUE PROMOVÍA LA ORACIÓN CONTRA LOS VICIOS
8 DE ENERO
"Si quieren tener la bendición
de Dios, respeten mucho los derechos de los demás”, decía San Severino, patrono
de Viena, Austria y Baviera. Profetizó terribles castigos a algunas ciudades si
no se convertían y hacían penitencia. Además, tenía los dones de curación y
consejo. Su fiesta se celebra el 8 de enero.
San Severino era original de Roma y
provenía de una familia noble y rica. Dejó la “capital del mundo” de ese
entonces y se fue de misionero a las orillas del río Danubio en Austria.
Allí les anunció a los pobladores de
Astura que si no dejaban los vicios y no se dedicaban a rezar más con
sacrificios, sufrirían un terrible castigo. Nadie le tomó importancia. Entonces
el santo declaró que no se hacía responsable de sus malas decisiones y se fue a
la ciudad de Cumana.
Días después llegaron los bárbaros
de Hungría, llamados “Hunos” y arrasaron con la ciudad de Astura, matando a
casi todos los habitantes.
En Cumana también profetizó castigos
si la gente no se convertía. Igualmente, nadie le creía hasta que llegó un
sobreviviente de Astura y les contó lo que le pasó a su ciudad por no hacerle
caso a San Severino, quien los quiso ayudar.
Es así que los pobladores se fueron
a orar a los templos, cerraron las cantinas y cambiaron su comportamiento,
haciendo sacrificios. Cuando estaban por llegar los bárbaros, un tremendo
terremoto los asustó, los hizo huir y no entraron a la ciudad.
San Severino intercedía ante Dios
por la curación de muchos enfermos. Sin embargo, no intercedió por su discípulo
Bonoso pues le decía: “Enfermo puedes llegar a ser santo. Pero si estás muy
sano te vas a perder". Por 40 años sufrió Bonoso su enfermedad y llegó a
buen grado de santidad.
Le gustaba repetir frases de la
Biblia y recordaba siempre que todo pecado trae castigos del cielo. Por otro
lado, durante 30 años fundó monasterios. Recorría descalzo las inmensas
llanuras de Austria y Alemania, incluso en las heladas nieves. Su sencillez
hasta en el vestir su túnica desgastada y vieja, le ganó el respeto de todos.
Al pequeño Odoacro le profetizó que
pronto repartiría entre los suyos los lujos de la “capital del mundo”. Este
hombre con sus hérulos conquistó Roma y por el cariño a San Severino respetó y
apoyó el cristianismo.
En la ciudad de Kuntzing, el río
Danubio hacía destrozos en sus inundaciones y dañaba al templo católico. San
Severino colocó una gran cruz en la puerta de la Iglesia y dijo al río: “No te
dejará mi Señor Jesucristo que pases del sitio donde está su Santa Cruz".
De esta manera, las crecientes del río nunca más pasaron por aquel lugar.
El 6 de enero del 482 sintió que ya
era hora de partir a la Casa del Padre, mandó a llamar a las autoridades
civiles de la ciudad y les dijo que respeten los derechos de los demás si
querían tener la bendición de Dios. “Ayuden a los necesitados y esmérense por
ayudar todo lo más posible a los monasterios y a los templos", añadió.
Murió el 9 de enero del 482 y
pronunciando las palabras del Salmo 150: "Todo ser que tiene vida, alabe
al Señor". Seis años después sacaron sus restos y lo encontraron
incorrupto. Le levantaron los párpados y vieron que sus ojos azules brillaban
como si estuviera dormido. Sus reliquias han sido veneradas por siglos en
Nápoles.
SAN JULIÁN Y SANTA BASILISA,
ESPOSOS EN AMOR VIRGINAL
9 DE ENERO
“Yo no adoro sino única y exclusivamente al Dios del
cielo”, dijo San Julián ante el juez que lo condenó a morir degollado. Él y su
esposa Santa Basilisa vivieron un amor virginal aprobado por el mismo
Jesucristo. Él murió mártir. Ella falleció después, tras sobrevivir a la
persecución. La fiesta de los dos es el 9 de enero.
San Julián era hijo único de una noble y rica
familia. Tuvo una profunda educación en la religión cristiana. A los 18 años
sus padres querían que él se casara con una joven noble llamada Basilisa, pero
San Julián había hecho voto de castidad.
Después de mucho ayuno y oración, tuvo una celestial
revelación en donde se le comunicó que con su esposa podría guardar la anhelada
virginidad. San Julián y Santa Basilisa son arrastrados milagrosamente al amor
virginal. El Señor Jesús se les aparece y aprueba sus decisiones de conservarse
castos.
Los santos repartieron sus bienes a los pobres y se
retiraron a vivir en dos casas a las afueras de la ciudad que convirtieron en
monasterios. Con San Julián acuden los varones y con Santa Basilisa van las
mujeres. Todos ellos iban donde los esposos para seguir consejos de vivir más
cristianamente.
Los hombres nombraron a San Julián como superior y
él los dirigió con cariño y prudencia. Era el que más trabajaba, el que más
ayudaba y oraba con mucho fervor. Dedicaba muchas horas a la lectura de libros
religiosos y a la meditación. Su vida fue un continuo ayuno.
Cuando se trataba de reprender a algún súbdito, lo
hacía sin altanería, sin malos modos o delante de los demás. Sino en privado,
con frases amables, comprensivas y animadoras. Los monjes se sentían en el
desierto mucho más felices que si estuvieran en el más cómodo convento.
Santa Basilisa, a su vez, era seguida por una
multitud de muchachas que se quedaban edificadas con el ejemplo de su virtud.
Muchas de ellas abrazaron la vida religiosa y vivieron en paz bajo su
dirección.
En aquel tiempo se da la persecución de Diocleciano
y Maximiano y encarcelan a Julián junto a los que residían con él en el
monasterio. Ante el juez, San Julián proclamó: “Dios ayuda a los que son sus
amigos, y Cristo Jesús, que es muchísimo más importante y poderoso que el
emperador, me dará las fuerzas y el valor para soportar los tormentos”.
San Julián fue condenado a muerte, pero antes
recibió terribles latigazos. Uno de los verdugos, al retirar rápidamente el
fuete, fue herido en un ojo por la punta de hierro del látigo. El Santo
intercedió ante Dios, colocó sus manos sobre el ojo destrozado y se obtuvo la
curación.
Los verdugos le cortaron la cabeza y el joven Celso,
hijo del perseguidor Marciano, se convirtió al cristianismo al ver la valentía
y alegría con la que murió este amigo de Cristo, alrededor del año 304. Santa
Basilisa, en cambio, murió tranquilamente, a pesar de que también fue
perseguida.
SOR ANA DE LOS ÁNGELES,
LLAMADA “BEATA DE LA IGLESIA” POR JUAN PABLO II
10 DE ENERO
Un
día como hoy, 10 de enero, la Beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo partía a
la Casa del Padre. “Sor Ana de los Ángeles confirma con su vida la fecundidad
apostólica de la vida contemplativa en el Cuerpo Místico de Cristo que es la
Iglesia”, dijo San Juan Pablo II cuando beatificó a la religiosa peruana en
1985.
Sor
Ana nació en Arequipa, Perú, a los inicios del 1600. Según la costumbre de la
época, fue internada en el monasterio de Santa Catalina para su educación e
instrucción. Cuando regresó al hogar por decisión de sus padres para casarla,
expresó que no le agradaban los halagos del mundo, ni un ventajoso matrimonio.
Su deseo era hacerse religiosa, incluso ante la indignada reacción de sus
padres.
Se
dice que un día tuvo la visión de Santa Catalina de Siena, en el que le
mostraba el hábito de las monjas dominicas de clausura. Entonces decide
regresar al monasterio.
Sus
padres intentaron disuadirla ofreciéndole joyas, pero la beata se mantuvo
firme. El papá aceptó, mientras que la mamá le dijo que no regresara más a su
casa. La dote para ingresar al monasterio la pagó su hermano Francisco, de
quien se conoce fue sacerdote.
Con
el tiempo hace los votos religiosos y le añade a su nombre el apelativo “de los
Ángeles”. A pesar de las dificultades de la vida en el convento, mantuvo su
entusiasmo en seguir a Santo Domingo de Guzmán y a Santa Catalina de Siena.
Más
adelante sirvió como Maestra de Novicias, llegando incluso a ser Priora, aun
cuando ella decía que no estaba capacitada para el puesto. Algunas religiosas
incluso trataron de envenenarla hasta en tres oportunidades.
En
todo esto, había descontento con las medidas de austeridad impuestas por Sor
Ana y en el que se les exigía que vistieran sus hábitos, sin ningún adorno de
oro. De esta manera encabezó con fuerza la reforma del monasterio y para ello
amonestaba, corregía, animaba y promovía.
“Sabía
acoger a todos los que dependían de ella, encaminándolos por los senderos del
perdón y de la vida de gracia. Se hizo notar su presencia escondida, más allá
de los muros de su convento, con la fama de su santidad. A los obispos y
sacerdotes ayudó con su oración y su consejo; a los caminantes y peregrinos que
venían a ella, los acompañaba con su plegaria”, dijo San Juan Pablo II.
Tenía
una cercana relación con las almas del purgatorio, a quienes llamaba “sus
amigas”. “De esta forma, iluminando la piedad ancestral por los difuntos con la
doctrina de la Iglesia, siguiendo el ejemplo de San Nicolás de Tolentino, de
quien era devota, extendió su caridad a los difuntos con la plegaria y los
sufragios”, expresó el Papa Peregrino.
En
varias oportunidades anunciaba enfermedades de sus allegados, para algunos
predijo la cura y en otros casos, la
inevitable muerte.
Sus
últimos años las pasó en la oscuridad de la ceguera, tenía dificultad para
caminar, pero jamás se quejó. Aceptó con humildad sus dolores y sufrimientos y
se convirtió en modelo de entrega y de plena confianza en Dios.
La
beata murió en 1686 y no fue necesario embalsamar su cuerpo porque despedía un
buen olor. Diez meses después su cuerpo fue exhumado y lo encontraron fresco,
hasta con flexibilidad comprobada de los músculos y articulaciones y con un
singular aroma.
Después
de su muerte se reportaron numerosos casos de personas que por encomendarse a
la intercesión de Sor Ana de los Ángeles o tocar alguna de sus reliquias,
recibían la gracia de la curación. Esto motivó a las monjas catalinas a iniciar
el proceso hacia los altares de la que podría ser la primera santa arequipeña.
“Aquel
misterio de la Gracia de Dios, escondido en el seno de la Iglesia de vuestra
tierra, se hace manifiesto y se revela: ¡es Sor Ana de los Ángeles, la Beata de
la Iglesia!”, exclamó San Juan Pablo II.
11 de enero
Santo
Tomás de Cori fue un sacerdote italiano de la orden franciscana conocido por su
estilo claro y simple de predicar. Pasó la mayor parte de su vida religiosa
dedicado a la oración, centrada en la celebración y contemplación de la
Eucaristía.
En
su Misa de canonización, San Juan Pablo II se refirió a él de la siguiente
manera: “fue imagen viva del buen Pastor. Como guía amoroso, supo conducir a
los hermanos encomendados a su cuidado hacia las verdes praderas de la fe,
animado siempre por el ideal franciscano”.
Nació
en Cori (Italia) el 4 de junio de 1655. A los 14 años quedó huérfano al cuidado
de sus dos hermanas.
Cuando
tuvo arreglado un modo decoroso de vida para las dos, ingresó a los
franciscanos a los 22 años. Tomó el hábito como clérigo el 7 de febrero de 1677
bajo el nombre de Tomás y profesó al año siguiente el 8 de febrero.
Tras
la profesión y finalizados los estudios de teología, fue ordenado sacerdote en
1683. Fue nombrado inmediatamente vice maestro de novicios en el convento de la
Santísima Trinidad de Orvieto.
Su
nombre está unido principalmente a los retiros en la Orden Franciscana. Las
Constituciones actuales de estos retiros, escritos por él, le costaron veinte
años de estudio, oración y sacrificios.
Su
fama de santidad suscitó que muchos religiosos y cristianos laicos acudieran a
él a pedir consejo. Su predicación era de una claridad y sencillez tales que
conmovía los corazones de aquellos que acudían a escucharlo y se veían
impulsados a reconciliarse con Dios y a vivir la fe intensamente.
Hizo
muchos milagros durante su vida, tuvo el don de profecía, frecuentes éxtasis,
apariciones del Señor, de la Virgen y de San Francisco de Asís. Leía claramente
en el corazón de los que acudían a él.
Murió
después de una larga jornada en el confesionario el 11 de enero de 1729. Fue
canonizado por San Juan Pablo II el 21 de noviembre de 1999.
Santa Margarita Bourgeoys,
La primera santa canadiense
12 de enero
Santa
Margarita Bourgeoys fue una religiosa que prestó gran ayuda a colonos y
soldados en Canadá, y trabajó para asegurar la formación cristiana de las
jóvenes, fundando para ello la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora
de Montréal.
Margarita
Bourgeoys nació en Francia en 1620. Desde la edad de 20 dedicó su vida
totalmente a los más necesitados luego tener un encuentro con el Señor el día
de la fiesta de la Virgen del Rosario.
En
1653 llegó a Montreal (Canadá), entonces colonia francesa, y allí se dedicó
junto a sus primeras hermanas a impartir instrucción cristiana a escuelas y
parroquias hasta el día de su muerte en el año 1700.
En
1668 inauguró la primera escuela de Montreal con una docena de alumnos. Y
cuando estuvo de regreso en Francia, entre 1670 y 1672, consiguió la aprobación
del rey Luis XIV para fundar la Congregación de Nuestra Señora.
Es
así que Margarita fundó en 1676 la primera congregación femenina sin clausura
de la historia de la Iglesia.
Murió
el 12 de enero de 1700 en Montreal, Canadá. Fue beatificada por el Papa Pío XII
en 1950 y canonizada en 1982 por San Juan Pablo II.
SAN HILARIO DE POITIERS,
DOCTOR DE LA IGLESIA
13 DE ENERO
“Dios sólo sabe
ser amor, y sólo sabe ser Padre. Y quien ama no es envidioso, y quien es Padre
lo es totalmente”, decía San Hilario de Poitiers, Doctor de la Iglesia y gran
defensor de la divinidad de Cristo. Su fiesta es cada 13 de enero.
San Hilario
nació en Poitiers, Francia, a inicios del siglo IV, en una familia acomodada y
recibió formación literaria. Al parecer no se formó en un ambiente cristiano.
Fue bautizado hacia el 345 y elegido Obispo de su ciudad natal entre el 353 al
354.
Su primera obra
“Comentario al Evangelio”, es el comentario más antiguo en latín que ha llegado
de este Evangelio. En el 356 participó como Obispo en el Sínodo de Béziers, al
sur de Francia.
Esta reunión fue
llamada por el santo mismo como “el sínodo de los falsos apóstoles” porque la
asamblea estaba dominada por Obispos filo-arrianos, que negaban la divinidad de
Jesucristo.
Estos “falsos
apóstoles” solicitaron al emperador Constancio que el Obispo de Poitiers fuera
condenado al exilio. Es así que San Hilario tuvo que abandonar Galia para irse
a vivir a Frigia, en la actual Turquía, donde se insertó en un contexto
religioso dominado por el arrianismo.
De esta manera y
buscando el restablecimiento de la unidad de la Iglesia, redacta su obra
dogmática más importante y conocida como “De Trinitate” (sobre la Trinidad), la
cual defiende la doctrina del Concilio de Nicea y demuestra que las Sagradas
Escrituras testimonian claramente la divinidad del Hijo.
Hacia el 360 ó
361, San Hilario regresa del exilio a su tierra y en el Sínodo celebrado en
París por esos mismos años se retomó el lenguaje del Concilio de Nicea.
En los últimos
años de su vida elaboró los “Tratados sobre los Salmos”, comentario a 58 Salmos
y es que el Santo encontraba en todos los Salmos la transparencia del misterio
de Cristo y de su Cuerpo que es la Iglesia. Partió a la Casa del Padre en el
367. En 1851, el Beato Pío IX lo proclamó Doctor de la Iglesia.
“Haz, Señor
-reza Hilario movido por la inspiración- que me mantenga siempre fiel a lo que
profesé en el símbolo de mi regeneración, cuando fui bautizado en el Padre, en
el Hijo y en el Espíritu Santo. Que te adore, Padre nuestro, y junto a ti, a tu
Hijo; que sea merecedor de tu Espíritu Santo, que procede de ti a través de tu
Unigénito… Amén” (“De Trinitate” 12, 57).
San Felix de Nola, mártir
14 de enero
San
Felix de Nola fue un obispo romano que padeció las persecuciones desatadas por
los emperadores Decio y Valeriano, por lo que es venerado como confesor de la
fe y también mártir.
Lo
poco que se conoce de este santo es a partir de biografía elaborada a fines del
siglo IV por el Obispo de Nola, San Paulino, quien además lo tuvo como su santo
protector. También escribieron sobre él Beda, San Agustín y Gregorio Turonense.
A
partir de esta información se sabe que nació en Nola (hoy territorio de Italia)
en el siglo III y fue hijo de un noble sirio. Abrazó el servicio apostólico
desde muy joven, distribuyó su herencia entre los pobres al morir su padre y
luego fue ordenado sacerdote por el Obispo de Nola de ese entonces, San Máximo.
Durante
las persecuciones de cristianos, fue encarcelado y, según la leyenda, liberado
por un ángel.
Habiendo
escapado de la furia desatada por el emperador Decio, Félix se vio nuevamente
amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones que contra los
cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años 256 y 257.
Al
morir el Obispo Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal,
pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su misión
evangelizadora.
Murió
el 14 de enero, se cree que del año 260. Fue enterrado en Nola y su sepulcro se
convirtió en lugar de peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.
SAN PABLO, EL ERMITAÑO
15
DE ENERO
Cada
15 de enero se recuerda a San Pablo, considerado “el ermitaño” porque entregó
su vida a Dios por la salvación de las almas, viviendo y sacrificándose en una
ermita, es decir en una habitación o lugar solitario y retirado del mundo.
San
Jerónimo, en el siglo quinto (V), contó que San Pablo el ermitaño nació en el
228 en Egipto. Fue bien educado por sus padres pero a los 14 años quedó
huérfano. En el año 250 estalló una gran persecución contra los cristianos que
buscaba que los creyentes renegaran de su religión.
San
Pablo entonces se escondió pero su cuñado, que quería quedarse con sus bienes,
lo denunció ante las autoridades. Pablo huyó al desierto y en la soledad se dio
cuenta que podía encontrarse tranquilamente con Dios. De esta manera se propuso
ayudar al mundo con penitencias y oraciones por la conversión de los pecadores.
Cuenta
San Jerónimo que Pablo se alimentaba de una palmera y cuando esta no tenía
dátiles un cuervo le llevaba medio pan.
Por
aquel entonces el gran San Antonio Abad, padre del monacato, oyó en sueños que
había otro ermitaño más antiguo que él y emprendió un viaje para encontrarlo.
Cuando llegó a la cueva donde estaba San Pablo, este tapó la entrada con una
piedra pensando que era una fiera. San Antonio le suplicó por largo rato que
liberara la puerta para poder saludarlo.
San
Pablo finalmente salió y los dos santos, sin haberse visto antes, se saludaron
llamándose por su nombre. Luego se arrodillaron y dieron gracias a Dios. Un
cuervo les llevó un pan entero y ambos lo partieron tomando cada uno una mitad.
Al
día siguiente San Pablo anunció que ya había llegado el momento de partir al
cielo y le pidió a San Antonio que fuera a su monasterio para que le traiga el
manto que el Obispo San Atanasio le regaló porque quería ser amortajado con
aquella vestimenta.
San
Atanasio, sorprendido por todo lo que sabía San Pablo, fue a traer el manto y
cuando estaba de regreso contempló en una visión que el alma de Pablo subía al
cielo rodeado de Apóstoles y ángeles.
Al
llegar a la cueva del ermitaño, San Antonio encontró el cadáver de San Pablo
arrodillado con los ojos mirando al cielo y los brazos en cruz. De esta manera,
San Pablo murió en el silencioso y humilde servicio de la oración.
La
tradición afirma que luego llegaron dos leones que cavaron una sepultura y San
Antonio pudo enterrar allí a su amigo Pablo. San Antonio, como respeto, siempre
conservó la vestidura de San Pablo hecha de hojas de palmera y se revestía con
ellas en grandes festividades.
San
Jerónimo decía: "si el Señor me pusiera a escoger, yo preferiría la pobre
túnica de hojas de palmera con la cual se cubría Pablo el ermitaño, porque él
era un santo, y no el lujoso manto con el cual se visten los reyes tan llenos
de orgullo".
SAN ANTONIO,
ABAD
PADRE DEL
MONAQUISMO
17 DE ENERO
Así lo hizo el rico heredero, reservando sólo parte para una hermana, a la
que entregó, parece, al cuidado de unas vírgenes consagradas.
Llevó inicialmente vida apartada en su propia aldea, pero pronto se marchó
al desierto, adiestrándose en las prácticas eremíticas junto a un cierto Pablo,
anciano experto en la vida solitaria.
En su busca de soledad y persiguiendo el desarrollo de su experiencia,
llegó a fijar su residencia entre unas antiguas tumbas. ¿Por qué esta elección?
Era un gesto profético, liberador. Los hombres de su tiempo -como los de
nuestros días - temían desmesuradamente a los cementerios, que creían poblados
de demonios. La presencia de Antonio entre los abandonados sepulcros era un
claro mentís a tales supersticiones y proclamaba, a su manera, el triunfo de la
resurrección. Todo -aún los lugares que más espantan a la naturaleza humana - es
de Dios, que en Cristo lo ha redimido todo; la fe descubre siempre nuevas
fronteras donde extender la salvación.
Pronto la fama de su ascetismo se propagó y se le unieron muchos fervorosos
imitadores, a los que organizó en comunidades de oración y trabajo. Dejando sin
embargo esta exitosa obra, se retiró a una soledad más estricta en pos de una
caravana de beduinos que se internaba en el desierto.
No sin nuevos esfuerzos y desprendimientos personales, alcanzó la cumbre de
sus dones carismáticos, logrando conciliar el ideal de la vida solitaria con la
dirección de un monasterio cercano, e incluso viajando a Alejandría para
terciar en las interminables controversias arriano-católicas que signaron su
siglo.
Sobre todo, Antonio, fue padre de monjes, demostrando en sí mismo la
fecundidad del Espíritu. Una multisecular colección de anécdotas, conocidas
como "apotegmas" o breves ocurrencias que nos ha legado la tradición,
lo revela poseedor de una espiritualidad incisiva, casi intuitiva, pero siempre
genial, desnuda como el desierto que es su marco y sobre todo implacablemente
fiel a la sustancia de la revelación evangélica. Se conservan algunas de sus
cartas, cuyas ideas principales confirman las que Atanasio le atribuye en su
"Vida".
Antonio murió muy anciano, hace el año 356, en las laderas del monte
Colzim, próximo al mar Rojo; al ignorarse la fecha de su nacimiento, se le ha
adjudicado una improbable longevidad, aunque ciertamente alcanzó una edad muy
avanzada.
La figura del abad delineó casi definitivamente el ideal monástico que
perseguirían muchos fieles de los primeros siglos.
No siendo hombre de estudios, no obstante, demostró con su vida lo esencial
de la vida monástica, que intenta ser precisamente una esencialización de la
práctica cristiana: una vida bautismal despojada de cualquier aditamento.
18 DE ENERO
San
Leobardo fue un monje del monasterio de San Martín, cerca de la ciudad de Tours
(Francia), que admiraba la abstinencia, la humildad y el estudio, especialmente
de los salmos del Rey David.
Se
dedicó a fabricar pergaminos a fin de escribir los pasajes de la Biblia y de
los salmos que empezaba a olvidarse.
Ante
algunas dificultades que tuvo con otro morador, el santo encontró en los libros
dejados por el obispo Gregorio de Tours, todos los medios necesarios que lo
conducían a su salvación y a la santificación de los demás, pues Dios le
concedió el don de los milagros, a favor de quienes venían a visitarlo.
Falleció
en el año 593.
SAN JUAN DE RIBERA, ARZOBISPO DE VALENCIA
19 DE ENERO
San Juan de
Ribera, Arzobispo de Valencia y Patriarca de Antioquía, fue el alma de la
restauración espiritual de la Arquidiócesis de Valencia (España) al aplicar las
directrices del Concilio de Trento. Por ese motivo fue llamado “lumbrera de
toda España” por el promotor de la Contrarreforma, el Papa San Pío V.
Nació en
Sevilla en 1532. Su padre fue virrey de Cataluña y Nápoles, y su madre, una
mujer noble que murió cuando él era todavía pequeño.
Juan de Ribera
recibió la tonsura clerical en 1544 y luego fue a estudiar a la mejor
universidad que existía de ese entonces en España, la Universidad de Salamanca,
con teólogos como Melchor Cano y Domingo de Soto.
En 1562, cuando
era un joven sacerdote, fue nombrado Obispo de Badajoz a pedido del Papa Pío
IV. En aquella diócesis se dedicó a adoctrinar a los católicos y combatir el
incipiente protestantismo organizando pequeños grupos de jóvenes catequistas.
Era un gran
predicador, solía confesar por horas, llevaba la comunión a enfermos y atendía
cariñosamente a quienes les buscaban. En alguna ocasión vendió el mobiliario de
su casa y toda la loza de su comedor para comprar insumos para los pobres.
Luego, en 1568
el Papa le confirió el título de Patriarca de Antioquía, y dos meses después lo
promovió al Arzobispado de Valencia, donde trabajó durante 42 años sin
descanso.
Escribió
numerosas obras. Desde 1569 hasta 1610, hizo 2715 visitas pastorales a las
parroquias y los resultados de esas visitas los dejó en 91 volúmenes con 91,000
páginas. Celebró siete Sínodos o reuniones con todos los párrocos.
Tuvo amistad
con todos los santos que florecieron en aquellos tiempos: San Juan de Ávila,
San Luis Bertrán, San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Pedro de
Alcántara, San Pascual Bailón, San Salvador de Horta, San Alonso Rodríguez,
Santa Teresa de Jesús, San Roberto Belarmino, San Lorenzo de Brindis, Beato
Nicolás Factor, Beato Andrés Hibernón y Beato Gaspar Bono.
Falleció el 6
de enero de 1611 en el Colegio-Seminario de Corpus Christi. Fue canonizado por
el Papa Juan XXIII el 12 de junio de 1960.
SAN SEBASTIÁN,
PATRONO DE ARQUEROS, SOLDADOS Y ATLETAS
20 DE ENERO
El 20 de enero es fiesta de San
Sebastián, patrono de arqueros, soldados y atletas. Su nombre significa “Digno
de respeto, venerable” y utilizaba su cargo de militar romano para ayudar a los
cristianos prisioneros. Entérese el porqué es también considerado patrono
contra las flechas envenenadas.
Se dice que San Sebastián era
Capitán de la Guardia del Palacio Imperial en Roma y cierto día un mártir
estaba por desanimarse a raíz de las lágrimas de sus familiares. El Santo lo
animó a ofrecer a mantenerse firme y a dar la vida por Jesucristo. De esta
manera el creyente pudo dar testimonio con el glorioso martirio.
Más adelante, San Sebastián fue
denunciado ante el emperador por ser cristiano. Maximino lo llamó y le ofreció
ser ascendido si dejaba de ser cristiano, de lo contrario sería degradado y
atravesado por flechas.
El Santo respondió diciendo que
seguiría siendo seguidor de Cristo hasta el final y fue condenado a morir por
flechas por el año 300. Su sepulcro en las catacumbas de la vía Apia, fue
venerado por los cristianos desde muy antiguo.
En Roma se edificó una basílica en
su honor y por siglos ha sido invocado como patrono contra las flechas
envenenadas, las plagas y enfermedades.
SANTA INÉS,
VIRGEN Y MÁRTIR
21 DE ENERO
Y añade el santo: "Se refiere que ella tenía sólo trece años cuando
fue martirizada. Y notemos el poder de la fe que consigue hacer mártires
valientes en tan tierna edad. Casi no había sitio en tan pequeño cuerpo para
tantas heridas. Se mostró valientísima ante las más ensangrentadas manos de los
verdugos y no se desanimó cuando oyó arrastrar con estrépito las pesadas
cadenas. Ofreció su cuello a la espada del soldado furioso. Llevada contra su
voluntad ante el altar de los ídolos, levantó sus manos puras hacia Jesucristo
orando, y desde el fondo de la hoguera hizo el signo de la cruz, señal de la
victoria de Jesucristo. Presentó sus manos y su cuello ante las argollas de
hierro, pero era tan pequeña que aquellos hierros no lograban atarla. Todos
lloraban menos ella. Las gentes admiraban la generosidad con la cual brindaba
al Señor una vida que apenas estaba empezando a vivir. Estaban todos asombrados
de que a tan corta edad pudiera ser ya tan valerosa mártir en honor de la
Divinidad. Cuántas amenazas empleó el tirano para persuadirla. Cuántos halagos
para alejarla de su religión. Mas ella respondía: La esposa injuria a su esposo
si acepta el amor de otros pretendientes. Únicamente será mi esposo el que
primero me eligió, Jesucristo. ¿Por qué tardas tanto verdugo? Perezca este
cuerpo que no quiero sea de ojos que no deseo complacer. Llegado el momento del
martirio. Reza. Inclina la cabeza. Hubierais visto temblar el verdugo lleno de
miedo, como si fuera él quien estuviera condenado a muerte. Su mano tiembla. Palidece
ante el horror que va a ejecutar, en tanto que la jovencita mira sin temor la
llegada de su propia muerte. H aquí dos triunfos a un mismo tiempo para una
misma niña: la pureza y el martirio".
Era de la noble familia romana Clodia. Nació cerca del año 290. Recibió muy
buena educación cristiana y se consagró a Cristo con voto de virginidad.
Volviendo un día del colegio, la niña se encontró con el hijo del alcalde
de Roma, el cual se enamoró de ella y le prometió grandes regalos a cambio de
la promesa de matrimonio. Ella respondió: "He sido solicitada por otro
Amante. Yo amo a Cristo. Seré la esposa de Aquel cuya Madre es Virgen; lo amaré
y seguiré siendo casta".
El hijo recurre a su padre, el alcalde. Este la hace apresar. La amenazan
con las llamas si no reniega de su religión pero no teme a las llamas. Entonces
la condenan a morir degollada. Sus padres recogen el cadáver. La sepultan en el
sepulcro paterno. Pocos días después su hermana Emerenciana cae martirizada a
pedradas por estar rezando junto al sepulcro.
"Con mínimas fuerzas superó grandes peligros", dice San Dámaso en
su epitafio.
Todos los historiadores coinciden en proclamarla mártir de la virginidad.
Es patrona de las jóvenes que desean conservar la pureza. Cada año, el 21 de enero,
día de Santa Inés, se bendicen los corderos con cuya lana se tejen los
"palios", o sea el distintivo de los arzobispos.
En este tiempo de materialismo sea ella un modelo de castidad para la
juventud.
La liturgia la presenta como modelo de los éxitos que logra alcanzar una
persona cuando tiene una gran fe. La fe en Dios y en la eternidad lleva al
heroísmo.
REPÚBLICA DOMINICANA CELEBRA
A NUESTRA SEÑORA DE LA ALTAGRACIA
21 DE ENERO
Cada
21 de enero República Dominicana celebra con gran devoción la fiesta de su
querida patrona “Nuestra Señora de Altagracia”, advocación mariana cuyos
orígenes datan de 1502 y que muestra el amor de la Sagrada Familia.
La
Virgen de la Altagracia, también conocida como “Tatica, la de Higüey”, es una
pintura que muestra a la Virgen María contemplando con dulzura al Niño Jesús
que descansa sobre las pajas del pesebre.
La
Madre de Dios está cubierta por un manto azul con estrellas y un blanco
escapulario cierra por delante sus vestidos. La cabeza de la Virgen es rodeada
por un esplendor de doce estrellas y tiene una corona dorada añadida a la
pintura original.
Los
rayos de la estrella de Belén caen hacia el hombro derecho de María y atrás se
ve a San José, quien observa a su familia.
Esta
bella imagen tiene 33 centímetros de ancho por 45 de alto y se dice que un
artista del siglo XVIII enmarco la imagen con oro, piedras preciosas y
esmaltes.
Se
dice que el cuadro pintado al óleo fue traído desde España por los hermanos
Alfonso y Antonio Trejo, pertenecientes a los primeros grupos europeos de la
isla. Ellos se mudaron a la ciudad de Higüey y ofrecieron la imagen a la
parroquia para que todos pudieran venerarla.
En
1572 se concluyó el primer santuario altagraciano y en 1971 se consagró la
actual basílica.
La
imagen mariana ha sido coronada dos veces y por dos pontífices. La primera vez
fue en 1922 en el pontificado de Pío XI y la siguiente se realizó durante la
visita de San Juan Pablo II en 1979, quien la coronó personalmente y visitó la
basílica de la Altagracia en Higüey.
SAN VICENTE DE ZARAGOZA
22 DE ENERO
San Vicente es uno de los
tres grandes diáconos que dieron su vida por Cristo. Junto con Lorenzo y Esteban
Corona, Laurel y Victoria forma el más insigne triunvirato. Este mártir
celebrado por toda la Cristiandad, encontró su panegirista en San Agustín, San
León Magno y San Ambrosio.
Vicente descendía de una
familia consular de Huesca, y su madre, según algunos, era hermana del mártir
San Lorenzo. Estudió la carrera eclesiástica en Zaragoza, al lado del obispo
Valero, quien por su falta de facilidad de expresión, lo nombró primer díacono
para suplirle en la sagrada cátedra.
Paralelamente, el
emperador Dioclesiano había decratado una de las más crueles persecusiones
contra la Iglesia, y que fue aplicado por Daciano en España. Las cárceles, que
estaban reservadas antes para los delincuentes comunes, pronto se llenaron de
obispos, presbíteros y diáconos. Al pasar Daciano por Barcelona, sacrifica a
San Cucufate y a la niña Santa Eulalia. Cuando llega a Zaragoza, manda detener
al obispo y a su diácono, Valero y Vicente, y trasladarlos a Valencia.
Allí se celebró el primer
interrogatorio. Vicente responde por los dos, intrépido y con palabra ardiente.
Daciano se irrita, manda al destierro a Valero, y Vicente es sometido a la
tortura del potro. Su cuerpo es desgarrado con uñas metálicas. Mientras lo
torturaban, el juez intimaba al mártir a la abjuración. Vicente rechazaba
indignado tales ofrecimientos. Daciano, desconcertado y humillado ante aquella
actitud, le ofrece el perdón si le entrega los libros sagrados. Pero la
valentía del mártir es inexpugnable. Exasperado de nuevo el Prefecto, mandó
aplicarle el supremo tormento, colocarlo sobre un lecho de hierro
incandescente. Nada puede quebrantar la fortaleza del mártir que, recordando a
su paisano San Lorenzo, sufre el tormento sin quejarse y bromeando entre las
llamas. Lo arrojan entonces a un calabozo siniestro, oscuro y fétido "un
lugar más negro que las mismas tinieblas", dice Prudencio. Luego presenta
el poeta un coro de ángeles que vienen a consolar al mártir. Iluminan el antro
horrible, cubren el suelo de flores, y alegran las tinieblas con sus armonías.
Hasta el carcelero, conmovido, se convierte y confiesa a Cristo. Daciano manda
curar al mártir para someterlo de nuevo a los tormentos. Los cristianos se
aprestan a curarlo. Pero apenas colocado en mullido lecho, queda defraudado el
tirano pues el espíritu vencedor de Vicente vuela al paraíso. Era el mes de
enero del 304.
Ordena Daciano mutilar el
cuerpo y arrojarlo al mar. Pero más piadosas las olas, lo devuelven a tierra
para proclamar ante el mundo el triunfo de Vicente el Invicto. Su culto se
extendió mucho por toda la cristiandad.
BEATA LAURA VICUÑA,
PROTECTORA DE LA DIGNIDAD Y PUREZA DE LA MUJER
22 DE ENERO
“Gracias
Jesús, gracias María", fueron las últimas palabras que pronunció la Beata
Laura Vicuña, cuya fiesta se celebra cada 22 de enero. Ofreció su vida a Dios
para que su mamá se convierta y deje de convivir con un hombre que las
maltrataba y que intentó sobrepasarse con la pequeña beata.
Laura
Vicuña Pino nació en Santiago (Chile), en 1891. Su padre pertenecía a una
familia aristocrática de gran influencia política y alto nivel social. Su
madre, en cambio, era de condición humilde.
Por
ese tiempo se da una revolución en Chile. La familia tiene que huir de la
capital y refugiarse a 500 Km de distancia. El papá muere y la madre queda en
la indigencia a cargo de dos niñas, Laurita de dos años y Julia. Las tres
emigran hacia Argentina y la madre, Mercedes, empieza a convivir con Manuel
Mora.
En
1900, Laura ingresa como interna en el Colegio de las Hijas de María
Auxiliadora en Junín de los Andes. Al poco tiempo empieza a destacar por su
devoción y sueña con ser religiosa.
Cierto
día escuchó de la maestra que a Dios le disgustan mucho los que conviven sin
casarse y Laurita cayó desmayada por el susto. En la siguiente clase, cuando la
profesora volvió a tocar el tema de la unión libre, la pequeña beata empezó a
palidecer.
Laura
comprende la situación en que vive su madre y a su tierna edad siente mucho
dolor cuando Dios es ofendido. No se resiente con su madre, sino que, en
cambio, decide entregar su vida a Dios para que su mamá se salve.
La
beata le comunica su plan al confesor, el sacerdote salesiano Crestanello,
quien le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu
propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Pero Laura continuó
resuelta con su ofrenda.
El
día de su primera comunión, a sus diez años, se ofrece a Dios y es admitida
como “Hija de María”. Sin embargo, en su casa, Mora trata de manchar la virtud
de Laura y ella valientemente se resiste muchas veces con la fuerza derivada de
la fe auténtica.
El
hombre la botó de la casa, la hizo dormir a la intemperie y dejó de pagarle la
escuela. Pero las Hijas de María Auxiliadora la aceptan gratuitamente. Un día
Laurita vuelve a casa y Mora la golpea salvajemente.
En
pleno invierno se produce una inundación en la escuela y Laura, ayudando a
salvar a las más pequeñas, pasa horas con los pies en el agua helada. Se
enferma de los riñones con grandes dolores y su madre se la lleva a casa, pero
no se recupera.
Al
entrar en agonía, la beata dice: "Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida
a Dios en sacrificio para obtener que tú no vivas más en unión libre. Que te
separes de ese hombre y vivas santamente".
Mercedes,
llorando, exclamó: “¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo
juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo
de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida”.
La
beata manda llamar al confesor y le dice: “Padre, mi mamá promete solemnemente
a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre”. Entonces, mamá e hija se
abrazaron llorando.
La
mamá tuvo que cambiarse de nombre y disfrazarse para salir de la región porque
Manuel Mora la perseguía. El resto de su vida Mercedes llevó una vida santa.
San
Juan Pablo II beatificó a Laura Vicuña en 1988 y en aquella ocasión el Papa
peregrino dijo: “La suave figura de la Beata Laura… a todos enseñe que, con la
ayuda de la gracia, se puede triunfar sobre el mal”.
SAN ILDEFONSO, OBISPO
23 DE ENERO
Este santo ha sido
considerado como una de las mayores glorias de la Iglesia de España, la cual le
honra como Doctor de la Iglesia. El santo era sobrino de San Eugenio, Obispo de
Toledo a quien debía suceder en el cargo. A pesar de la oposición paternal, San
Idelfonso tomó los hábitos religiosos desde temprana edad, en el convento de
Agalia, muy cerca de Toledo, del que fue más tarde Abad.
Fue ordenado diácono en
el año 630, y posteriormente, siendo todavía un monje, fundó un convento de
religiosas en los alrededores. Siendo Abad asistió al séptimo y octavo Concilio
de Toledo, en 653 y 655, respectivamente.
Uno de los rasgos más
característicos de la obra literaria de San Ildefonso es el entusiasmo casi
exagerado con que el santo habla de la Santísima Virgen, y que se debe
fundamentalmente al lenguaje mariano que se impuso en Toledo por aquella época.
SAN FRANCISCO DE SALES
PATRÓN DE LOS PERIODISTAS.
24 DE ENERO
San Francisco
nació en el castillo de Sales, en Saboya, el 21 de agosto de 1567. Fue
bautizado al día a siguiente en la Iglesia de Thorens, con el nombre de
Francisco Buenaventura.
De niño Francisco
fue muy delicado de salud ya que nació prematuro; pero gracias al cuidado que
recibía, se pudo recuperar y fortalecerse con los años. La madre de Francisco
fue Francisca de Boisy una mujer sumamente amable y profundamente piadosa.
San Francisco fue
beatificado por el Papa Alejandro VII en el 1661, y el mismo Papa lo canonizó
en el 1665, a los 43 años de su muerte.
En el 1878 el Papa
Pío IX, considerando que los tres libros famosos del santo: "Las
controversias"(contra los protestantes); La Introducción a la Vida
Devota" (o Filotea) y El Tratado del Amor de Dios (o Teótimo), tanto como
la colección de sus sermones, son verdaderos tesoros de sabiduría, declaró a
San Francisco de Sales "Doctor de la Iglesia", siendo llamado "El
Doctor de la amabilidad".
LA CONVERSIÓN DEL APÓSTOL SAN PABLO
25 DE ENERO
La Sagrada Biblia,
en el capítulo 9 de los Hechos de los Apóstoles, narra así La Conversión de San
Pablo:
"Saulo,
respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al
Sumo Sacerdote y le pidió cartas de recomendación para las sinagogas de los
judíos de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores de Cristo, los
pudiera llevar presos y encadenados a Jerusalén.
Y sucedió que
yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz
venida del cielo; cayó en tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo,
Saulo, ¿Por qué me persigues?". El respondió: ¿Quién eres tú Señor? Y oyó
que le decían: "Yo soy Jesús a quien tú persigues. Pero ahora levántate;
entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tendrás que hacer".
Los hombres que
iban con él se habían detenido mudos de espanto, pero no veían a nadie. Saulo
se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo
llevaron de la mano y lo hicieron entrar en Damasco. Pasó tres días sin comer y
sin beber.
Había en Damasco
un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: ¡Ananías! El
respondió: "Aquí estoy Señor" y el Señor le dijo: "Levántate.
Vete a la calle Recta y pregunta en la casa de Judas por uno de Tarso que se
llama Saulo; mira: él está en oración y está viendo que un hombre llamado
Ananías entra y le coloca las manos sobre la cabeza y le devuelve la vista.
Respondió Ananías
y dijo: "Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los males que
ha causado a tus seguidores en Jerusalén, y que ha venido aquí con poderes de
los Sumos Sacerdotes para llevar presos a todos los que creen en tu
nombre".
El Señor le
respondió: "Vete, pues a éste lo he elegido como un instrumento para que
lleve mi nombre ante los que no conocen la verdadera religión y ante los
gobernantes y ante los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que
padecer por mi nombre".
Fue Ananías. Entró
en la casa. Le colocó sus manos sobre la cabeza y le dijo: "Hermano Saulo:
me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde
venías. Y me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu
Santo". Al instante se le cayeron de los ojos unas como escamas y recobró
la vista. Se levantó y fue bautizado. Tomó alimento y recobró las fuerzas.
Estuvo algunos
días con los discípulos de Damasco y enseguida se puso a predicar en favor de
Jesús, en las sinagogas o casas de oración, y decía que Jesús es el Hijo de
Dios. Todos los que lo escuchaban quedaban admirados y decían: ¿No es éste el
que en Jerusalén perseguía tan violentamente a los que invocaban el nombre de
Jesús? Y ¿No lo habían enviado los Sumos Sacerdotes con cartas de recomendación
para que se llevara presos y encadenados a los que siguen esa religión?
"Pero Saulo seguía predicando y demostraba a muchos que Jesús es el
Mesías, el salvador del mundo".
Saulo se cambió el
nombre por el de Pablo. Y en la carta a los Gálatas dice: "Cuando Aquél
que me llamó por su gracia me envió a que lo anunciara entre los que no
conocían la verdadera religión, me fui a Arabia, luego volví a Damasco y
después de tres años subí a Jerusalén para conocer a Pedro y a Santiago".
Las Iglesias de Judea no me conocían pero decían: "El que antes nos
perseguía, ahora anuncia la buena noticia de la fe, que antes quería
destruir". Y glorificaban a Dios a causa de mí.
Apóstol San Pablo:
que tu conversión sea como un ideal para todos y cada uno de nosotros. Que
también en el camino de nuestra vida nos llame Cristo y nosotros le hagamos
caso y dejemos nuestra antigua vida de pecado y empecemos una vida dedicada a
la santidad, a las buenas obras y al apostolado.
Si lo que busco es
agradar a la gente, no seré siervo de Cristo.
SAN TIMOTEO Y SAN TITO
26 DE ENERO
San Timoteo fue
discípulo amado de San Pablo, desde joven se entregó al estudio de la Sagrada
Escritura, y cuando San Pablo se hallaba predicando de la región de Licaonia,
los cristianos le hicieron tales alabanzas de Timoteo que Pablo lo tomó como
apóstol para remplazar a Bernabé. San Pablo le confió la predicación a los
cristianos de Tesalónica, quienes sufrían una cruel persecución. Fue elegido
obispo, según parece por especial inspiración del Espíritu Santo y cuando Pablo
regresó de Roma, dejó a Timoteo al frente de la Iglesia de Efeso para acabar
con los falsos maestros y ordenar sacerdotes y diáconos. Murió apedreado y
apaleado en la fiesta llamada Katagogia por los paganos al manifestar su
oposición a sus ceremonias.
San Tito aparece
en las cartas de San Pablo, a quien acompañó al Concilio de Jerusalén. Después
de predicar en varias ciudades, San Pablo lo consagró Obispo de la Isla de
Creta.“Es cierta esta afirmación, y quiero que en esto te mantengas firme, para
que los que creen en Dios traten de sobresalir en la práctica de las buenas
obras. Esto es bueno y provechoso para los hombres”, le recomendó San Pablo a
Tito (Tito 3, 8).
SANTA ÁNGELA DE MERICI
FUNDADORA DE LA URSULINAS
27 DE ENERO
Nació alrededor del año
1470 en Desenzano, junto al lago de Garda, en la región de Venecia. Tomó el
hábito de la Tercera Orden Franciscana y reunió un grupo de jóvenes para
instruirlas en las obras de caridad. El año 1535 fundó en Brescia un instituto
femenino, bajo la advocación de Santa Úrsula, dedicado a la formación cristiana
de las niñas pobres. Murió el año 1540
SANTO TOMÁS DE AQUINO
28 DE ENERO
Nace en el
Castillo de Rocaseca, cerca de Nápoles, Italia, en 1225.
Es el último hijo
varón de una numerosa familia de doce hijos. Su padre se llamaba Landulfo de
Aquino.
Alto, grueso, bien
proporcionado, frente despejada, porte distinguido, una gran amabilidad en el
trato, y mucha delicadeza de sentimientos.
Cerca del Castillo
donde nació estaba el famoso convento de los monjes Benedictinos llamado Monte
Casino. Allí lo llevaron a hacer sus primeros años de estudios.
Los monjes le
enseñaron a meditar en silencio. Es el más piadoso, meditabundo y silencioso de
todos los alumnos del convento. Lo que lee o estudia lo aprende de memoria con
una facilidad portentosa.
Continúa sus
estudios por cinco años en la Universidad de Nápoles. Allí supera a todos sus
compañeros en memoria e inteligencia. Conoce a los Padres Dominicos y se entusiasma
por esa Comunidad. Quiere entrar de religioso pero su familia se opone. El
religiosos huye hacia Alemania, pero por el camino lo sorprenden sus hermanos
que viajan acompañados de un escuadrón de militares y lo ponen preso. No logran
quitarle el hábito de dominico, pero lo encierran en una prisión del castillo
de Rocaseca.
Tomás aprovecha su
encierro de dos años en la prisión para aprenderse de memoria muchísimas frases
de la S. Biblia y para estudiar muy a fondo el mejor tratado de Teología que había
en ese tiempo, y que después él explicará muy bien en la Universidad.
Sus hermanos al
ver que por más que le ruegan y lo amenazan no logran quitarle la idea de
seguir de religioso, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar.
Tomás toma en sus manos un tizón encendido y se lanza contra la mala mujer,
amenazándola con quemarle el rostro si se atreve a acercársele. Ella sale
huyendo y así al vencer él las pasiones de la carne, logró la Iglesia Católica
conseguir un gran santo. Si este joven no hubiera sabido vencer la tentación de
la impureza, no tendríamos hoy a este gran Doctor de la Iglesia.
Esa noche
contempló en sueños una visión Celestial que venía a felicitarlo y le traía una
estola o banda blanca, en señal de la virtud, de la pureza que le concedía
Nuestro Señor.
Liberado ya de la
prisión lo enviaron a Colonia, Alemania, a estudiar con el más sabio Padre
Dominico de ese tiempo: San Alberto Magno. Al principio los compañeros no
imaginaban la inteligencia que tenía Tomás, y al verlo tan robusto y siempre
tan silencioso en las discusiones le pusieron de apodo: "El buey
mudo". Pero un día uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven
estudiante y se los presentó al sabio profesor. San Alberto al leerlos les dijo
a los demás estudiantes: "Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey
llenará un día con sus mugidos el mundo entero". Y así sucedió en verdad
después.
Sus compañeros de
ese tiempo dejaron este comentario: "La ciencia de Tomás es muy grande,
pero su piedad es más grande todavía. Pasa horas y horas rezando, y en la Misa,
después de la elevación, parece que estuviera en el Paraíso. Y hasta se le
llena el rostro de resplandores de vez en cuando mientras celebra la
Eucaristía.
A los 27 años, en
1252, ya es profesor de la famosísima Universidad de París. Sus clases de
teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San Luis
lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia. Y en la
Universidad es tan grande el prestigio que tiene y su ascendiente sobre los
demás, que cuando se traba una enorme discusión acerca de la Eucaristía y no
logran ponerse de acuerdo, al fin los bandos aceptan que sea Tomás de Aquino el
que haga de árbitro y diga la última palabra, y lo que él dice es aceptado por todos
sin excepción.
En 1259 el Sumo
Pontífice lo llama a Italia y por siete años recorre el país predicando y
enseñando, y es encargado de dirigir el colegio Pontificio de Roma para jóvenes
que se preparan para puestos de importancia especial.
En 4 años escribe
su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra portentosa en 14 tomos,
donde a base de Sagrada Escritura, de filosofía y teología y doctrina de los
santos va explicando todas las enseñanzas católicas. Es lo más profundo que se
haya escrito en la Iglesia Católica.
En Italia la gente
se agolpaba para escucharle con gran respeto como a un enviado de Dios, y
lloraban de emoción al oírle predicar acerca de la Pasión de Cristo, y se
emocionaban de alegría cuando les hablaba de la Resurrección de Jesús y de la
Vida Eterna que nos espera.
El Romano
Pontífice le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta del Cuerpo y
Sangre de Cristo, y compuso entonces el Pange Lingua y el Tantum Ergo y varios
otros bellísimos cantos de la Eucaristía (dicen que el Santo Padre encargó a
Santo Tomás y a San Buenaventura que cada uno escribiera unos himnos, pero que
mientras oía leer los himnos tan bellos que había compuesto Santo Tomás, San
Buenaventura fue rompiendo los que él mismo había redactado, porque los otros
le parecían más hermosos). Después de haber escrito tratados hermosísimos
acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomás que Jesús le decía en una
visión: "Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?". Y el
santo le respondió: "Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte
mucho, y agradarte cada vez más".
De tal manera se
concentraba en los temas que tenía que tratar, que un día estando almorzando
con el rey, de pronto dio un puñetazo a la mesa y exclamó: "Ya encontré la
respuesta para tal y tal pregunta". Después tuvo que presentar excusas al
rey por estar pensando en otros temas distintos a los que estaban tratando los
demás en la conversación.
Pocos meses antes
de morir tuvo una visión acerca de lo sobrenatural y celestial, y desde
entonces dejó de escribir. Preguntado por el Hermano Reginaldo acerca de la
causa por la cual ya no escribía más, exclamó: "Es que, comparando con lo
que vi en aquella visión, lo que he escrito es muy poca cosa".
Santo Tomás logró
que la filosofía de Aristóteles llegara a ser parte de las enseñanzas de los
católicos. Este santo ha sido el más famoso profesor de filosofía que ha tenido
la Iglesia.
Tan importantes
son sus escritos que en el Concilio de Trento (o sea la reunión de los obispos
del mundo), los tres libros de consulta que había sobre la mesa principal eran:
la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de Santo
Tomás.
Decía nuestro
santo que él había aprendido más, arrodillándose delante del crucifijo, que en
la lectura de los libros. Su secretario Reginaldo afirmaba que la admirable
ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su ingenio. Este
hombre de Dios rezaba mucho y con gran fervor para que Dios le iluminara y le
hiciera conocer las verdades que debía explicar al pueblo.
Su humildad:
Cumplía exactamente aquel consejo de San Pablo: "Consideren superiores a
los demás". Siempre consideraba que los otros eran mejores que él. Aun en
las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con total calma; jamás se dejó
llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente y nunca
se le oyó decir alguna cosa que pudiera ofender a alguno. Su lema en el trato
era aquel mandato de Jesús: "Tratad a los demás como deseáis que los demás
os traten a vosotros".
Su devoción por la
Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía: "Dios
te salve María". Y compuso un tratado acerca del Ave María.
El Sumo Pontífice
lo envió al Concilio de Lyon, pero por el camino se sintió mal y fue recibido
en el monasterio de los monjes cistercienses de Fosanova. Cuando le llevaron
por última vez la Sagrada Comunión exclamó: "Ahora te recibo a Ti mi
Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas
las enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la
Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente".
Murió el 7 de
marzo de 1274 a la edad de 49 años.
Fue declarado
santo en 1323 apenas 50 años después de muerto. Y sus restos fueron llevados
solemnemente a la Catedral de Tolouse un 28 de enero. Por eso se celebra en
este día su fiesta.
BEATO BRONISLAW MARKIEWICZ,
FUNDADOR DE LA CONSAGRACIÓN DE SAN MIGUEL ARCANGEL
29 DE ENERO
El
Beato Bronislaw Markiewicz fue un sacerdote polaco fundador de la Congregación
de San Miguel Arcángel, cuyo carisma es el trabajo y la templanza por el bien
de la juventud más pobre.
Antes
y después de su muerte, fue considerado un hombre fuera de lo común. Solía
recomendar a sus hijos y gente joven fomentar una gran devoción por la
Eucaristía y por María, así como por San Miguel, a quien eligió como protector
en la lucha diaria contra el mal.
Bronislao
Markiewicz nació el 13 de julio de 1842 en Galizia, al sur de Polonia. Era el
sexto de once hijos de una devota familia de clase media baja.
Decidió
entrar al Seminario Mayor de Przemysl en 1863, y cuatro años más tarde es
ordenado sacerdote.
Luego
de algunos años de trabajo pastoral como vicario y párroco, sintió también el
llamado a la vida religiosa. En el mes de noviembre de 1885 partió hacia Italia
y entró en los Salesianos, donde tuvo la alegría de encontrar a San Juan Bosco,
en cuyas manos hizo los votos religiosos el 25 de marzo de 1887.
En
1892 regresó a Polonia como Salesiano y como párroco en Miejsce, en Galizia,
donde pudo dedicarse a la juventud polaca pobre y abandonada.
Para
responder mejor a las necesidades prácticas de los pobres en Galizia, Bronislao
sintió la necesidad de vivir los principios de Don Bosco aún más radicalmente
y, por ello fundó la Sociedad llamada Templanza y Trabajo.
Nueve
años después de su muerte, el 29 de enero de 1912, tanto la rama masculina como
la femenina de la sociedad fueron reconocidas por la Iglesia y dieron
nacimiento a dos Congregaciones bajo la advocación de San Miguel Arcángel.
En
el año 2005 fue proclamado beato por el Papa Benedicto XVI.
SANTA MARTINA, VIRGEN Y MÁRTIR
30 DE ENERO
Según
la tradición Santa Martina fue una noble romana que fue martirizada en la
primera mitad del siglo III bajo el emperador Alejandro Severo.
Como
en otros casos el culto de Santa Martina ganó fuerza a partir del
descubrimiento de su sepultura junto a otros santos. Esto sucedió en 1624, en
las excavaciones de la vieja iglesia romana que le fue dedicada por el Papa
Honorio I.
El
Papa Urbano VIII, muy preocupado por la renovación espiritual y material de la
iglesia trasladó su cuerpo, colocando la cabeza en un relicario aparte. También
propuso a los romanos y toda la Iglesia la devoción a Santa Martina, fijando la
celebración el 30 de enero.
Las
noticias más tempranas acerca de la santa –sin dejar de ser tardías– son del
siglo VI, cuando el Papa Honorio I le dedicó una iglesia en Roma; y que en el
siglo VIII ya se celebraba su fiesta en toda Roma, pero nada más.
Debido
a esta escasez de noticias, se recurrió a copiar de otras "passio" de
santos, escribiendo una historia totalmente legendaria que, en resumen dice que
Martina era una diaconisa, hija de un noble romano.
Al
quedar huérfana dejó todos sus bienes a los pobres para dedicarse a la oración
y la caridad. Debido a esto fue arrestada en tiempos de Alejandro Severo.
Después fue llevada al templo de Apolo donde Martina se negó a aceptar al dios
pagano, mientras que para probar la veracidad de su fe cristiana, destruye el
templo y la estatua de Apolo.
Luego
se siguen una cantidad de tormentos típicos en las leyendas de santos: un día
es sometida a golpes, azotes, aceite hirviendo en las heridas. Al final murió
decapitada en el 235.
SAN JUAN BOSCO
FUNDADOR DE LOS SALESIANOS
31 DE ENERO
En 1815 nació en
Piamonte (Italia). A los dieciséis años, ingresó en el seminario de Chieri y
era tan pobre, que debía mendigar para reunir el dinero y los vestidos
indispensables. Después de haber recibido el diaconado, Juan Bosco pasó al
seminario mayor de Turín y ahí empezó, con la aprobación de sus superiores, a
reunir todos los domingos a un grupo de chiquillos abandonados de la ciudad en
una especie de escuela y lugar de recreo al que llamó "Oratorio
Festivo".
El primer puesto
que ocupó Don Bosco fue el de capellán auxiliar en una casa de refugio para
muchachas, que había fundado la marquesa di Barola.
Tiempo después,
acabó una escuela nocturna, y como el oratorio estaba lleno, abrió otros dos
centros en otros tantos barrios de Turín. Por la misma época, empezó a dar
alojamiento a los niños abandonados. Al poco tiempo, había ya cuarenta chicos,
la mayoría aprendices, que vivían con Don Bosco y su madre en el barrio de
Valdocco. Cayó pronto en la cuenta que todo el bien que hacía por sus chicos,
se perdía con las malas influencias del exterior, y decidió construir sus
propios talleres de aprendizaje. Los dos primeros fueron inaugurados en 1853.
En 1856, había ya 150 internos, cuatro talleres, una imprenta, cuatro clases de
latín y diez sacerdotes. Los externos eran 500. En diciembre de 1859, Don Bosco
y sus 22 compañeros decidieron finalmente organizar la congregación, cuyas
reglas habían sido aprobadas por Pío IX. Pero la aprobación definitiva no llegó
sino hasta 15 años después. La orden creció rápidamente: en 1863 habían 39
salesianos, a la muerte del fundador eran ya 768. El siguiente paso de Don
Bosco fue la fundación de una congregación femenina. La congregación quedó
inaugurada en 1872, con la toma del hábito de 27 jóvenes a las que el santo
llamó Hijas de Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos.
Don Bosco realizó
uno de sus sueños al enviar sus primeros misioneros a la Patagonia. Poco a poco
los salesianos se extendieron por toda América del Sur. Tenían 36 casas en el
Nuevo Mundo y 38 en Europa.
Las instituciones
salesianas en la actualidad comprenden escuelas primaria y segunda enseñanza,
seminarios, escuelas para adultos, escuelas técnicas y de agricultura, talleres
de imprenta y librería, hospitales, etc. sin omitir las misiones y el trabajo
pastoral.
Don Bosco murió el
31 de enero de 1888. Su canonización tuvo lugar en 1934.