SAN ALBINO,
Simplicio
fue el Papa número 47 de la Iglesia Católica -sucesor de Hilario- que reinó
entre el 468 y 483. Durante su pontificado fue destituido el emperador Rómulo
Augústulo y se marcó el fin del imperio romano de Occidente.


PATRONO DE NIÑOS ENFERMOS DE CEGUERA
1 DE MARZO
San
Albino fue Obispo de la ciudad de Angers (Francia) entre el año 529 y el 550.
Durante el gobierno de su diócesis censuró fuertemente las costumbres de los poderosos
y promovió el III Concilio de Orleans.
El
Santo es patrono de los niños enfermos de ceguera y de tos ferina, y titular de
numerosas parroquias en Francia. Además, su culto se propagó en Italia, España,
Alemania y Polonia debido a los diversos milagros que se le atribuyeron, sobre
todo curaciones a enfermos y ciegos.
Albino
nació en el 496 en Vannes (Francia), y a pesar de que provenía de una familia
noble, decidió renunciar a su título y su herencia para ingresar al monasterio
Tincillac, donde se seguía la Regla de San Agustín. Allí a los 35 años se
convirtió en superior del monasterio, hasta el año 529 cuando fue elegido
obispo de Angers.
Entre
otros de sus milagros se cuenta que resucitó a un joven llamado Albaldo. Y en
otra ocasión, después de interceder sin éxito por unos prisioneros, se derrumbó
durante la noche una parte del muro de la prisión y éstos pudieron escapar;
inmediatamente fueron a ver al santo y le prometieron cambiar de vida.
Falleció
en el 550 y fue sepultado en la iglesia dedicada originalmente a San Germán de
Auxerre (Angers) levantada por el rey franco Childeberto I y San Germán de
Paris. Esta sería conocida más adelante por su advocación a San Albino. Su
fiesta se celebra el 1 de marzo.
SAN SIMPLICIO,
PAPA DEFENSOR DE LA DOCTRINA CATÓLICA
2 DE MARZO
En
tiempos de la herejía monofisita en el siglo V –que creía únicamente en la
naturaleza divina de Jesucristo- este santo defendió siempre la autoridad de la
Santa Sede y la independencia de la Iglesia Católica ante el poder político,
sobre todo porque los gobernantes bizantinos querían unificar ambas esferas.
Por
ejemplo, en el año 476 cuando el usurpador Flavio Basilisco se apoderó del
trono del emperador romano de Oriente, Zenón, y publicó un edicto religioso que
rechazaba el Concilio de Calcedonia (451) –el cual condenaba la herejía del
monofisismo-, el Papa Simplicio hizo todos los esfuerzos para mantener el dogma
católico y las definiciones de este último concilio.
Concretamente
San Simplicio exhortó a ser fieles a la verdadera fe en sus cartas enviadas a
algunos miembros del clero, al Obispo de Constantinopla (Acacio) y al propio
usurpador Flavio Basilisco.
“Esta
misma norma de doctrina apostólica se mantiene firmemente por sus sucesores
(los de Pedro), a quien el Señor confió el cuidado de todo el rebaño de ovejas,
a quien prometió no dejarle hasta el fin de los tiempos”, dijo el Papa
Simplicio el 10 enero del 476.
El
santo también ejerció un severo cuidado pastoral en Europa Occidental
publicando decisiones sobre cuestiones eclesiásticas. Entre estas nombró al
Obispo de Sevilla como Vicario Papal en España, de forma que los privilegios de
la Santa Sede pudieran ejercerse en el propio país.
Los
contemporáneos del santo concuerdan que llevó una vida austera, de oración
constante y mortificaciones. Falleció el 2 de Marzo del 483.
SANTA CATALINA DREXEL,
APÓSTOL DE INDIOS AMERICANOS Y GENTE DE
COLOR
3 DE MARZO
Santa
Catalina Drexel es la fundadora de las Hermanas del Santísimo Sacramento para
indios y gente de color en Santa Fe, Nuevo México (Estados Unidos). Dedicó su
vida al servicio de estas personas y dejó toda su fortuna obtenida en herencia
para el apoyo de su misión evangelizadora.
Ella
nació el 26 de noviembre de 1858 en Pennsylvania (Estados Unidos) en el seno de
una familia adinerada, donde le enseñaron desde niña a ser generosa con el
necesitado. Ejemplo de ello fueron dos de sus hermanas, una fundó una escuela
para huérfanos y la otra hizo lo mismo para personas de raza negra en situación
de pobreza.
Tras
la muerte de sus padres, después de haber cuidado de ellos, la joven Catalina
siguió el ejemplo de sus hermanas y empezó a preocuparse por la situación de
los indios en su país. Por ello le pidió al Papa León XIII, durante una
audiencia en 1887, que enviara más misioneros al estado de Wyoming para su
amigo el Obispo James O'Connor.
Ante
esto el Papa le respondió, "¿Por qué tú no te haces misionera?”.
Tiempo
después, cuando visitó los estados de Dakota del Norte y Dakota del Sur,
conoció al jefe indio de la tribu Sioux e inició una ayuda continua en las
misiones con los indios americanos.
Después
entró el noviciado de las Hermanas de la Misericordia y en 1891 fundó la orden
de las Hermanas del Santísimo Sacramento, que sería aprobada en Roma en 1913.
Para
1942 Santa Catalina Drexel contaba con un sistema de escuelas católicas para
indios americanos y personas de raza negra en 13 estados, y por ello sufrió
persecución.
Falleció
el 3 de marzo de 1955 en Bensalem (Pennsylvania) después de pasar 20 años de su
vida concentrada en la oración y meditación.
Fue
beatificada el 20 de noviembre de 1988 por San Juan Pablo II y canonizada por
él mismo el 1 de octubre de 2000. Es considerada apóstol de los indios
americanos y personas de raza negra. Se le recuerda cada 3 de enero.

BEATO GIOVANNI ANTONIO FARINA,
EL “OBISPO DEL PUEBLO”
4 DE FEBRERO
El
Beato Giovanni Antonio Farina fue Obispo de Treviso y de Vicenza (Italia), y
uno de los más ilustres del siglo XIX. Durante su vida se le conoció como el
“Hombre de la caridad” u “Obispo del pueblo” debido a su predilección por los
pobres, abandonados, sufrientes y enfermos.
También
fue fundador de las Hermanas Maestras de S. Dorotea Hijas de los Sagrados
Corazones, instituto que actualmente se encuentra en varias partes del mundo
con actividades educativas, asistenciales y pastorales.
Antonio
Farina nació el 11 de enero de 1803 en la ciudad italiana de Vicenza. A la edad
de 15 ingresó al seminario diocesano de dicha ciudad y seis años más tarde
sería designado como maestro.
En
1827 recibió la ordenación y en los primeros años de su ministerio se ocupó de
la enseñanza en el seminario durante 18 años; la capellanía en la parroquia de
San Pedro en Vicenza por 10 años; y la participación en distintas instituciones
culturales, espirituales y caritativas de la ciudad, entre las cuales la dirección
de la escuela pública primaria y superior.
En
1831 dio inicio a la primera escuela popular femenina y en 1836 fundó el
instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea Hijas de los Sagrados
Corazones para dedicarse a la educación de niñas pobres, sordomudas, ciegas; y
a la asistencia de enfermos y ancianos.
Después
de ser nombrado Obispo en 1850 organizó en todas las parroquias asociaciones
para la ayuda material y espiritual de los más necesitados. También propagó la
práctica de los ejercicios espirituales y la asistencia a los sacerdotes de
escasos recursos y enfermos; cuidó la formación doctrinal y cultural del clero
y de los fieles, y la instrucción y catequesis de los jóvenes.
La
misma labor la realizó cuando fue trasladado a la sede episcopal de Vicenza,
donde además, convocó el Sínodo diocesano -que no había sido celebrado desde el
1689- y propagó una profunda devoción al Sagrado Corazón de Jesús, a la Virgen
María y a la Eucaristía.
Los
últimos años de su vida fueron señalados con públicos reconocimientos por su
labor apostólica y su caridad, pero también con fuertes sufrimientos e injustas
acusaciones.
Tras
su fallecimiento el 4 de marzo de 1888 por un ataque de apoplejía, se extendió
su fama de santo en los ambientes eclesiásticos y civiles.
En
1978 una religiosa ecuatoriana, Sor Inés Torres Córdova, afectada por un grave
tumor con metástasis, fue sanada milagrosamente después de haber invocado la
intercesión del Padre Fundador junto con otras hermanas.
Giovanni
Antonio Farina fue beatificado en el 2001 por el Papa Juan Pablo II y
canonizado en el 2014 por el Papa Francisco. Su fiesta se celebra el 4 marzo.

SAN CASIMIRO
4 DE MARZO
Llamado por los polacos como
"el pacificador", fue el tercero de los trece hijos de Casimiro IV,
rey de Polonia y de Isabel de Austria. Muy devoto desde la infancia, Casimiro
se consagró a la oración y penitencia, rechazando toda blandura consigo mismo.
Casimiro vivía siempre en la presencia de Dios y era tranquilo, alegre y
simpático a todos. Su amor a Dios se traducía en amor a los pobres, que son
miembros de Cristo.
Por obediencia a su padre,
Casimiro tuvo que partir a la frontera con Hungría, como cabeza de ejército
para defender a los nobles de ese país de su antiguo y tirano rey, sin embargo
no tuvo mucho éxito y ante el temor de iniciar una nueva e injusta guerra, el
santo prefirió entregarse nuevamente al estudio y la oración y renegar de tomar
las armas, pese a los ruegos de su padre y de los nobles. Asimismo, en la corte
se habló de casarlo con la hija del emperador Federico III, pero Casimiro no
quiso ni pensar en renunciar al celibato que se había impuesto. Las austeridades
que practicaba agravaron la enfermedad de los pulmones que padecía y Casimiro
murió en 1484, cuando no tenía sino 23 años de edad.
SAN ADRIÁN, MÁRTIR
5 DE MARZO
San
Adrián fue un mártir de la Iglesia Católica que vivió en tiempos de la última y
más terrible de las persecuciones que padecieron los primeros cristianos
promovida por el emperador romano Diocleciano.
Según
algunos registros en griego y latín, Adrián fue oficial de la guardia del
emperador Galerio y por lo tanto perseguidor de cristianos. Sin embargo, un día
estando presente en el juicio y tortura de veintidós mártires, quedó tan
impresionado que decidió convertirse al cristianismo.
El
santo vivió terribles tormentos después de ser apresado junto a algunos
compañeros durante un viaje a la ciudad de Cesarea, cuando visitaba a unos
cristianos. Inmediatamente fue conducido ante el gobernador de Palestina,
Firmiliano, quien lo mandó azotar y desgarrar las carnes con garfios de hierro,
para después ser arrojado a las fieras.
Fue
decapitado cerca del año 306 en la antigua ciudad de Nicomedia (reino de
Bitinia) por no acceder a renegar de su fe. Su fiesta se celebra el 5 marzo.
SANTA PERPETUA
Y SANTA FELICIDAD
7 DE MARZO
Perpetua era una joven madre, de
22 años, que tenía un niñito de pocos meses. Pertenecía a una familia rica y
muy estimada por toda la población. Mientras estaba en prisión, por petición de
sus compañeros mártires, fue escribiendo el diario de todo lo que le iba
sucediendo.
Felicidad era una esclava de
Perpetua. Era también muy joven y en la prisión dio a luz una niña, que después
los cristianos se encargaron de criar muy bien.
Las acompañaron en su martirio
unos esclavos que fueron apresados junto a ellas, y su catequista, el diácono
Sáturo, que las había instruido en la religión y las había preparado para el
bautismo. A Sáturo no lo habían apresado, pero él se presentó voluntariamente.
Los antiguos documentos que
narran el martirio de estas dos santas, eran inmensamente estimados en la
antigüedad, y San Agustín dice que se leían en las iglesias con gran provecho
para los oyentes. Esos documentos narran lo siguiente.
El año 202 el emperador Severo
mandó que los que siguieran siendo cristianos y no quisieran adorar a los
falsos dioses tenían que morir.
Perpetua estaba celebrando una
reunión religiosa en su casa de Cartago cuando llegó la policía del emperador y
la llevó prisionera, junto con su esclava Felicidad y los esclavos Revocato,
Saturnino y Segundo.
Dice Perpetua en su diario:
"Nos echaron a la cárcel y yo quedé consternada porque nunca había estado
en un sitio tan oscuro. El calor era insoportable y estábamos demasiadas
personas en un subterráneo muy estrecho. Me parecía morir de calor y de asfixia
y sufría por no poder tener junto a mí al niño que era tan de pocos meses y que
me necesitaba mucho. Yo lo que más le pedía a Dios era que nos concediera un
gran valor para ser capaces de sufrir y luchar por nuestra santa
religión".
Afortunadamente al día siguiente
llegaron dos diáconos católicos y dieron dinero a los carceleros para que
pasaran a los presos a otra habitación menos sofocante y oscura que la
anterior, y fueron llevados a una sala a donde por lo menos entraba la luz del
sol, y no quedaban tan apretujados e incómodos. Y permitieron que le llevaran
al niño a Perpetua, el cual se estaba secando de pena y acabamiento. Ella dice
en su diario: "Desde que tuve a mi pequeñín junto a mí, y a aquello no me
parecía una cárcel sino un palacio, y me sentía llena de alegría. Y el niño
también recobró su alegría y su vigor". Las tías y la abuelita se
encargaron después de su crianza y de su educación.
El jefe del gobierno de Cartago
llamó a juicio a Perpetua y a sus servidores. La noche anterior Perpetua tuvo
una visión en la cual le fue dicho que tendrían que subir por una escalera muy
llena de sufrimientos, pero que al final de tan dolorosa pendiente, estaba un
Paraíso Eterno que les esperaba. Ella narró a sus compañeros la visión que
había tenido y todos se entusiasmaron y se propusieron permanecer fieles en la
fe hasta el fin.
Primero pasaron los esclavos y el
Diácono. Todos proclamaron ante las autoridades que ellos eran cristianos y que
preferían morir antes que adorar a los falsos dioses.
Luego llamaron a Perpetua. El
juez le rogaba que dejara la religión de Cristo y que se pasara a la religión
pagana y que así salvaría su vida. Y le recordaba que ella era una mujer muy
joven y de familia rica. Pero Perpetua proclamó que estaba resuelta a ser fiel
hasta la muerte, a la religión de Cristo Jesús. Entonces llegó su padre (el único
de la familia que no era cristiano) y de rodillas le rogaba y le suplicaba que
no persistiera en llamarse cristiana. Que aceptara la religión del emperador.
Que lo hiciera por amor a su padre y a su hijito. Ella se conmovía intensamente
pero terminó diciéndole: ¿Padre, cómo se llama esa vasija que hay ahí en
frente? "Una bandeja", respondió él. Pues bien: "A esa vasija
hay que llamarla bandeja, y no pocillo ni cuchara, porque es una bandeja. Y yo
que soy cristiana, no me puedo llamar pagana, ni de ninguna otra religión
porque soy cristiana y lo quiero ser para siempre".
Y añade el diario escrito por
Perpetua: "Mi padre era el único de mi familia que no se alegraba porque
nosotros íbamos a ser mártires por Cristo".
El juez decretó que los tres
hombres serían llevados al circo y allí delante de la muchedumbre serían
destrozados por las fieras el día de la fiesta del emperador, y que las dos
mujeres serían echadas amarradas ante una vaca furiosa para que las destrozara.
Pero había un inconveniente: que Felicidad iba a ser madre, y la ley prohibía
matar a la que ya iba a dar a luz. Y ella sí deseaba ser martirizada por amor a
Cristo. Entonces los cristianos oraron con fe, y Felicidad dio a luz una linda
niña, la cual le fue confiada a cristianas fervorosas, y así ella pudo sufrir
el martirio. Un carcelero se burlaba diciéndole: "Ahora se queja por los
dolores de dar a luz. ¿Y cuándo le lleguen los dolores del martirio qué hará?
Ella le respondió: "Ahora soy débil porque la que sufre es mi pobre
naturaleza. Pero cuando llegue el martirio me acompañará la gracia de Dios, que
me llenará de fortaleza".
A los condenados a muerte se les
permitía hacer una Cena de Despedida. Perpetua y sus compañeros convirtieron su
cena final en una Cena Eucarística. Dos santos diáconos les llevaron la
comunión, y después de orar y de animarse unos a otros se abrazaron y se
despidieron con el beso de la paz. Todos estaban a cual de animosos,
alegremente dispuestos a entregar la vida por proclamar su fe en Jesucristo.
A los esclavos los echaron a las
fieras que los destrozaron y ellos derramaron así valientemente su sangre por
nuestra religión.
Antes de llevarlos a la plaza los
soldados querían que los hombres entraran vestidos de sacerdotes de los falsos
dioses y las mujeres vestidas de sacerdotisas de las diosas de los paganos.
Pero Perpetua se opuso fuertemente y ninguno quiso colocarse vestidos de
religiones falsas.
El diácono Sáturo había logrado
convertir al cristianismo a uno de los carceleros, llamado Pudente, y le dijo:
"Para que veas que Cristo sí es Dios, te anuncio que a mí me echarán a un
oso feroz, y esa fiera no me hará ningún daño". Y así sucedió: lo
amarraron y lo acercaron a la jaula de un oso muy agresivo. El feroz animal no
le quiso hacer ningún daño, y en cambio sí le dio un tremendo mordisco al
domador que trataba de hacer que se lanzara contra el santo diácono. Entonces
soltaron a un leopardo y éste de una dentellada destrozó a Sáturo. Cuando el
diácono estaba moribundo, untó con su sangre un anillo y lo colocó en el dedo
de Pudente y este aceptó definitivamente volverse cristiano.
A Perpetua y Felicidad las
envolvieron dentro de una malla y las colocaron en la mitad de la plaza, y
soltaron una vaca bravísima, la cual las corneó sin misericordia. Perpetua
únicamente se preocupaba por irse arreglando los vestidos de manera que no
diera escándalo a nadie por parecer poco cubierta. Y se arreglaba también los
cabellos para no aparecer despeinada como una llorona pagana. La gente
emocionada al ver la valentía de estas dos jóvenes madres, pidió que las
sacaran por la puerta por donde llevaban a los gladiadores victoriosos.
Perpetua, como volviendo de un éxtasis, preguntó: ¿Y dónde está esa tal vaca
que nos iba a cornear?
Pero luego ese pueblo cruel pidió
que las volvieran a traer y que les cortaran la cabeza allí delante de todos.
Al saber esta noticia, las dos jóvenes valientes se abrazaron emocionadas, y
volvieron a la plaza. A Felicidad le cortaron la cabeza de un machetazo, pero
el verdugo que tenía que matar a Perpetua estaba muy nervioso y equivocó el
golpe. Ella dio un grito de dolor, pero extendió bien su cabeza sobre el cepo y
le indicó al verdugo con la mano, el sitio preciso de su cuello donde debía
darle el machetazo. Así esta mujer valerosa hasta el último momento demostró
que si moría mártir era por su propia voluntad y con toda generosidad.
SAN JUAN DE
DIOS
8 DE MARZO
Nació y murió un 8 de marzo. Nace
en Portugal en 1495 y muere en Granada, España, en 1550 a los 55 años de edad.
De familia pobre pero muy
piadosa. Su madre murió cuando él era todavía joven. Su padre murió como
religioso en un convento.
En su juventud fue pastor, muy
apreciado por el dueño de la finca donde trabajaba. Le propusieron que se
casara con la hija del patrón y así quedaría como heredero de aquellas
posesiones, pero él dispuso permanecer libre de compromisos económicos y caseros
pues deseaba dedicarse a labores más espirituales.
BEATA MAMA ANTULA,
MUJER LAICA Y MISIONERA AL SERVICIO
DE DIOS Y
LOS POBRES
8 DE MARZO
Con
motivo de la fiesta litúrgica de María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como
Beata Mama Antula, la Diócesis de Santiago del Estero realizará un gran acto
conmemorativo el 10 de marzo.
La
fiesta litúrgica que recuerda el fallecimiento de Mama Antula es el 7 de marzo
y por ese motivo la Villa Silípica, tierra natal de la beata, comenzó las
actividades celebrativas el pasado 3 de marzo bajo el lema Mama Antula “Mujer
laica y misionera al servicio de Dios y de los pobres”.
De
esa forma, los devotos realizaron una peregrinación de motos y autos antiguos
por la ciudad, la tradicional fiesta gaucha, la procesión con la imagen de Mama
Antula hacia la Capilla de Monserrat, entre otras actividades.
El
día de su fiesta litúrgica, 7 de marzo, se realizó una Misa y obra de teatro
con su vida y obra.
En
tanto, el 9 de marzo se realizará una vigilia de oración con niños y jóvenes de
la comunidad.
Al
día siguiente, los fieles se reunirán a las 8:00 a.m. (hora local) en la
Capilla de Monserrat para realizar una procesión hacia el Santuario de Mama
Antula. Al llegar participarán en la Misa presidida por el Obispo de Santiago
del Estero, Mons. Vicente Bokalic.
Beata
Mama Antula
María
Antonia de Paz y Figueroa nació en 1730 en Villa Silípica, Santiago del Estero.
Trabajó
desde muy joven con los jesuitas colaborando en la organización de los
ejercicios espirituales. Luego partió a Buenos Aires donde se dedicó durante 20
años a predicar el Evangelio.
En
1795 fundó la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires, la que aún
cumple su misión bajo el cuidado de la Congregación Hijas del Divino Salvador.
Falleció
en ese lugar el 7 de marzo de 1799. Sus restos descansan en la iglesia Nuestra
Señora de la Piedad, en Buenos Aires.
El
4 de marzo el Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el milagro obrado
por intercesión de la Sierva de Dios. El 27 agosto de 2016 fue beatificada en
Santiago del Estero por el entonces Delegado del Papa Francisco y Prefecto de
la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato.
SANTA FRANCISCA ROMANA,
PATRONA DE LOS CONDUCTORES
9 DE MARZO
El
9 de marzo la Iglesia celebra la Fiesta de Santa Francisca Romana, patrona de
los conductores. Soportó muchas pruebas como la muerte de sus hijos, quedar
viuda y ver sus tierras confiscadas. En medio del sufrimiento tuvo la gracia de
poder ver a su ángel de la guarda que velaba por ella todo el tiempo y la
guiaba.
En
diálogo con ACI Prensa el benedictino olivetano, P. Teodoro Muti, expresó que
"Santa Francisca Romana fue la Madre Teresa del siglo IV. Era la santa de
los pobres y necesitados. Pertenecía a una familia rica y noble, pero asistía a
los enfermos en los hospitales y se preocupaba también por su salud
espiritual”.
Santa
Francisca nació en Roma en el año 1384. A pesar
de la dura época que vivió, repartió sus bienes a los pobres y atendía
con bondad y paciencia a los enfermos. Todos encontraban en ella consuelo.
Ella
describió así a su ángel de la guarda: "era de una belleza increíble, con
un cutis más blanco que la nieve y un rubor que superaba el arrebol de las
rosas. Sus ojos, siempre abiertos tornados hacia el cielo, el largo cabello
ensortijado tenía el color del oro bruñido”.
“Su túnica llegaba al suelo y era de un blanco
algo azulado y, otras veces, con destellos rojizos. Era tal la irradiación
luminosa que emanaba de su rostro, que podía leer maitines en plena
medianoche".
Cierto
día el escéptico papá de Francisca le pidió el honor de que le presente a la
criatura que él consideraba imaginaria. Ella tomó la mano del ángel, la juntó
con la de su padre y los presentó. El hombre pudo ver a al ser celestial y no
dudó nunca más.
Santa
Francisca instituyó la Congregación de Oblatas de María (Oblatas de Tor
de`Specci), bajo la regla de San Benito. Partió a la Casa del Padre en 1440 y
su confesor, el P. John Matteotti, escribió su biografía. Fue canonizada en
1608.
Los
9 de marzo es una grata tradición romana reunir una multitud de coches en las
inmediaciones de la Iglesia de Santa Francisa Romana (o también conocida con el
nombre de Santa Maria Nova) para recibir la bendición de la santa, patrona de
los conductores.
SAN PATRICIO,
OBISPO
17 DE MARZO
Por lo que el santo dice de sí mismo, se supone que
era de origen romano-bretón. Su padre Calpurnio era diácono y oficial del
ejército romano; su madre era familia de San Martín de Tours; su abuelo había
sido sacerdote ya que en aquellos tiempos no se había impuesto aún la ley del
celibato sacerdotal en todo Occidente.
Se afirma que fue alrededor del año 403, a la edad
de 16 años, que cayó prisionero de piratas junto con otros jóvenes para ser
vendido como esclavo a un pagano del norte de Irlanda llamado Milcho. Lo sirvió
cuidando ovejas. Trató de huir varias veces sin éxito.
La Divina Providencia aprovechó este tiempo de
esclavitud, de rudo trabajo y sufrimiento, para espiritualizarlo, preparándolo
para el futuro, ya que el mismo dijo que hasta entonces "aún no conocía al
verdadero Dios", queriendo decir que había vivido indiferente a los
consejos y advertencias de la Iglesia.
Se cree que el lugar de su cautiverio fue en las
costas de mayo, al borde del bosque de Fochlad (o Foclut). De ser así, el monte
de Crochan Aigli, que fue escenario del famoso ayuno de San Patricio, también
fue el lugar donde vivió los tristes años de su juventud.
Lo más importante es que para entonces, como él lo
dice: "oraba de continuo durante las horas del día y fue así como el amor
de Dios y el temor ante su grandeza, crecieron más dentro de mí, al tiempo que
se afirmaba mi fe y mi espíritu se conmovía y se inquietaba, de suerte que me
sentía impulsado a hacer hasta cien oraciones en el día y, por la noche otras
tantas. Con este fin, permanecía solo en los bosques y en las montañas. Y si
acaso me quedaba dormido, desde antes de que despuntara el alba me despertaba
para orar, en tiempos de neviscas y de heladas, de niebla y de lluvias. Por
entonces estaba contento, porque lejos de sentir en mi la tibieza que ahora
suele embargarme, el espíritu hervía en mi interior".
Después de seis años en tierra de Irlanda y de haber
rezado mucho a Dios para que le iluminara sobre su futuro, una noche soñó que
una voz le mandaba salir huyendo y llegar hasta el mar, donde un barco lo iba a
recibir. Huyendo, caminó más de 300 kilómetros para llegar a la costa. Encontró
el barco, pero el capitán se negaba rotundamente a transportarlo. Sus
reiteradas peticiones para que le dejasen viajar gratis fueron siempre
rechazadas, hasta que al fin, después de mucho orar con fervor, el capitán
accedió a llevarlo hasta Francia. La travesía fue aventurada y peligrosa.
Después de tres días de tormenta en el mar, tocaron tierra en un lugar
deshabitado de la costa, caminaron un mes sin encontrar a nadie y hasta las
provisiones se agotaron. Patricio narra esa aventura diciendo:"llegó el día en que el capitán de la nave,
angustiado por nuestra situación, me instaba a pedir el auxilio del cielo.
'¿Cómo es que nos sucede esto, cristiano? Dijiste que tu Dios era grande y
todopoderoso, ¿por qué entonces no le diriges una plegaria por nosotros, que
estamos amenazados de morir por hambre? Tal vez no volvamos a ver a un ser
humano…' A aquellas súplicas yo respondí francamente: 'Poned toda vuestra
confianza y volved vuestros corazones al Señor mi Dios, para quien nada es
imposible, a fin de que en este día os envíe vuestro alimento en abundancia y
también para los siguientes del viaje, hasta que estéis satisfechos puesto que
Él tiene de sobra en todas partes'. Fue entonces cuando vimos cruzar por el
camino una piara de cerdos; mis compañeros los persiguieron y mataron a muchos.
Ahí nos quedamos dos noches y, cuando todos estuvieron bien satisfechos y hasta
los perros que aún sobrevivían, quedaron hartos, reanudamos la caminata.
Después de aquella comilona todos mostraban su agradecimiento a Dios y yo me
convertí en un ser muy honorable a sus ojos. Desde aquel día tuvimos alimento
en abundancia. "Finalmente llegaron a lugar habitado y así Patricio quedó
a salvo a la edad de veintidós o veintitrés años y volvió a su casa. Con el
tiempo, durante las vigilias de Patricio en los campos, se reanudaron las
visiones y, a menudo, oía "las voces de los que moran más allá del bosque
Foclut, más allá del mar del oeste y así gritaban todas al mismo tiempo, como
si salieran de una sola boca, estas palabras: 'Clamamos a ti, oh joven lleno de
virtudes, para que vengas entre nosotros nuevamente' ". "Eternas
gracias deben dársele a Dios, agrega, porque al cabo de algunos años el Señor
les concedió aquello por lo que clamaban".
No hay ninguna certeza respecto al orden de los
acontecimientos que se produjeron desde entonces.
Los primeros biógrafos del santo dicen que Patricio
pasó varios años en Francia antes de realizar su trabajo de evangelización en
Irlanda. Existen pruebas firmes de que pasó unos tres años en la isla de
Lérins, frente a Canes, y después se radicó en Auxerre durante quince años más.
También hay sólidas evidencias de que tenía buenas relaciones personales con el
obispo San Germán de Auxerre. Durante este tiempo le ordenaron sacerdote.
Algunos historiadores sostienen, que en esa época
hizo un viaje a Roma y que, el Papa Celestino I fue quien le envió a Irlanda
con una misión especial, ya que su primer enviado Paladio nunca logró cumplir
porque a los doce meses de haber partido murió en el norte de Britania. Para
realizar esa misión encomendada por el Pontífice, San Germán de Auxerre
consagró obispo a Patricio.
Puesto que dependemos de datos confusos, legendarios
y muchas veces contradictorios, de sus primeros biógrafos, es materialmente
imposible obtener detalles del heroico trabajo en las tierras donde había
estado cautivo. La tradición afirma que trabajó en el norte, en la región de
Slemish, que dicen fue la misma donde Patricio cuidaba el ganado y oraba a Dios
cuando era un joven esclavo. Una anécdota que antiguamente la tenía por
auténtica en Irlanda relata que cuando el amo se enteró del regreso de Patricio
convertido en venerado predicador, se puso tan furioso que prendió fuego a su
propia casa, pereciendo en medio de las llamas.
Se afirma que, a su arribo a tierras irlandesas, San
Patricio permaneció una temporada en Ulster, donde fundó el monasterio de Saúl
y que con la energía que lo caracterizaba se propuso la tarea de conquistar el
favor del "Gran Rey" Laoghaire, que vivía con su corte en Tara, de la
región de Meath.
Utilizaba un lenguaje sencillo al evangelizar. Por
ejemplo, para explicarles acerca de la Santísima Trinidad, les presentaba la
hoja del trébol, diciéndoles que así como esas tres hojitas forman una sola verdadera
hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un
solo Dios verdadero. Todos lo escuchaban con gusto, porque el pueblo lo que
deseaba era entender.
SAN CIRILO DE
JERUSALÉN,
OBISPO Y
DOCTOR DE LA IGLESIA
18 DE MARZO
Sus escritos
son de gran importancia por ser un Padre de la Iglesia y Arzobispo de Jerusalén
solo tres siglos después de la pasión de Jesús. Sucedió a Máximo en la sede de
Jerusalén el año 348 y fue obispo de esa ciudad por unos 35 años. Por su
defensa de la ortodoxia en la controversia arriana, se vio más de una vez
condenado al destierro.
Hasta nosotros
llegaron 18 discursos catequéticos, un sermón de la piscina de Betseda, la
carta al emperador Constantino y otros pequeños fragmentos. Trece escritos están
dedicados a la exposición general de la doctrina, y cinco, llamados
mistagógicas, están dedicados al comentario de los ritos sacramentales de la
iniciación cristiana.
Estos escritos
llamados Catequesis de San Cirilo, nos llegaron gracias a la transcripción de
un estenógrafo, que lo hizo con la misma sencillez y naturalidad que lo hacía
San Cirilo, cuando comunicaba a la comunidad cristiana, en los tres principales
santuarios de Jerusalén, entre ellos la Basílica de la Santa Cruz de Constanza,
llamada Martyrion para los candidatos al bautismo y la iglesia de la
Resurrección o Anástasis, para los que se bautizaban durante la semana de
Pascua, es decir, eran los mismos lugares de la redención, como él mismo decía,
que no solo se escucha, sino que "se ve y se toca".
Por estos
importantes escritos, que probablemente lo compuso al comienzo de su
episcopado, ha merecido el título de Doctor de la Iglesia, por el Papa León
XIII. La incertidumbre de su pensamiento teológico, es lo que demoró en
Occidente, el reconocimiento de su santidad. Su fiesta fue instituida en 1882.
Tuvo alguna
simpatía por los arrianos, pero pronto se separó de ellos para adherirse a los
semiarrianos homoiusianos, esto era, la orientación teológica que se inclinaba
a los convenios, que proponía el término "homoi-ousios" (de
naturaleza semejante) en vez de "homo-ousios" (de la misma
naturaleza, es decir, el verbo de la misma naturaleza que el Padre). Se trataba
solo de añadir una letra, pero era suficiente para eliminar la idea de la
consubstancialidad (consubstancial: que es de la misma substancia) entre el
Padre y el Hijo. Cirilo abandonó también a los semiarrianos y se unió a la
doctrina ortodoxa de Nicea, por eso fue desterrado cinco veces bajo los
emperadores Constantino y Valente. En total fueron 16 años de destierro. Tres
veces por un bando y dos por el bando opuesto.
En sus escritos
habla de la penitencia, del pecado, del bautismo y del Credo, explicándolo
frase por frase, para instruir a los recién bautizados sobre la fe, también
habla bellísimamente sobre la Eucaristía, insistiendo fuertemente en que
Jesucristo Sí está presente en la Santa Hostia de la Eucaristía. A los que
reciben la comunión en la mano les aconseja: "Hagan de su mano izquierda
como un trono que se apoya en la mano derecha, para recibir al Rey
Celestial" (traten con cuidado la hostia consagrada, para que no caigan
pedacitos, así como no dejaríamos caer al suelo pedacitos de oro). En síntesis
estos documentos son de mucho valor porque contienen las enseñanzas y ritos de
la Iglesia de mediados del siglo IV y forman "el primitivo sistema
teológico". También describe interesantemente acerca del descubrimiento de
la cruz y de la roca que cerraba el Santo Sepulcro.
Existen dos
versiones que no coinciden entre sí, de porque Cirilo sucedió a Máximo en la
sede de Jerusalén. San Jerónimo fue quien dejó una de ellas, pero evidentemente
tenía prejuicio en contra de San Cirilo.
Arrio Acacio,
era uno de los obispos de la provincia, que consagró legalmente a San Cirilo,
pensando que luego iba a poder manejarlo, pero se equivocó por completo. Cirilo
era un hombre suave de carácter, prefería instruir que polemizar, trataba de
permanecer neutral en las discusiones y por esa razón ambos partidos lo
desterraron en su momento, llamándolo hereje. Pero contaba con amigos como San
Hilario, que era defensor del dogma de Santísima Trinidad y con San Atanasio
que defendía la divinidad de Jesucristo, que le profesaba una sincera amistad.
En el Concilio general de Constantinopla, en el año 381, lo llaman:
"valiente luchador para defender a la Iglesia de los herejes que niegan
las verdades de nuestra religión".
En el primer
año de su episcopado, ocurrió un fenómeno físico que impresionó a la ciudad.
Envió noticia de lo sucedido al emperador Constantino, en una carta que aún
existe y que se ha puesto en duda su autenticidad, aunque el estilo sin duda es
suyo. La carta dice: "En las nonas de mayo, hacia la hora tercera,
apareció en los cielos una gran cruz iluminada, encima del Gólgota, que llegaba
hasta la sagrada montaña de los Olivos: fue vista no por una o dos persona,
sino evidente y claramentes por toda la ciudad. Esto no fue, como podría
creerse, una fantasía ni apariencia momentánea, pues permaneció por varias
horas visible a nuestros ojos y más brillante que el sol. La ciudad entera se
llenó de temor y regocijo a la vez, ante tal portento y corrieron
inmediatamente a la iglesia alabando a Cristo Jesús único Hijo de Dios".
Enseguida que
Cirilo tomara posesión, comenzaron las discusiones entre él y Acacio, no solo
por problemas de sus respectivas sedes, sino también sobre asuntos de fe,
porque Acacio en ese entonces, estaba envuelto en la herejía arriana. Acacio
como metropolitano de Cesarea, exigía la juridicción de Cirilo que mantuvo la
prioridad de su sede, como si tuviera un "trono apostólico". Acacio
recordaba un Canon del Concilio de Nicea que dice: "Ya que por la
costumbre o antigua tradición, el obispo de Aelia (Jerusalén) debe recibir
honores, dejemos al metropolitano (de Cesarea) en su propia dignidad mantener
el segundo lugar".
La pelea se
hizo abierta y Acacio convocó un Concilio de Obispos partidarios suyos, al que
citaron a Cirilo, pero no se presentó. Se le acusó de contumacia (porfía,
obstinación en el error) y de haber vendido propiedades de la Iglesia para
ayudar a los necesitados. Lo último, sí lo hizo, como anteriormente lo habían
hecho muchos prelados, entre ellos San Ambrosio y San Agustín, y fueron
comprendidos. El fraudulento Concilio condenó a Cirilo y fue desterrado de
Jerusalén. Se fue para Tarso, lo recibió Silvanus, un obispo semi-arriano, y
esperó allí la apelación que había hecho al tribunal superior. Dos años
después, ante el Concilio de Seleucia, llegó su apelación. Este Concilio estaba
integrado por semi-arrianos, arrianos y muy pocos miembros del partido
ortodoxo, todos de Egipto. Cirilo se sentó entre los semi-arrianos que lo
ayudaron durante su exilio. Acacio se fue de la reunión, objetando
violentamente la presencia de Cirilo, pero regresó pronto para participar de
los debates posteriores. El partido de Acacio fue depuesto por tener minoría y
el de Cirilo fue reivindicado.
Acacio se fue a
Constantinopla a tratar de convencer a Constantino a que reuniera otro
concilio. Acusó a Cirilo de haber vendido unas vestiduras que el emperador le
regaló a Macario para administrar el bautizo y que luego fueron vistas en una
representación teatral. Esto puso furioso al emperador, y emitió un segundo
decreto de exilio en contra de Cirilo, un año después de haber sido repuesto a
su sede. Constantino muere en el año 361, le sucede Juliano, quien llama a que
regresen todos los obispos que Constantino había desterrado, y así Cirilo
regresa a su sede. Durante la gestión de Juliano el Apóstata, hubieron pocos
martirios en comparación con otros reinados, pero cayó en la cuenta que la
sangre de los mártires era el simiente de la iglesia y por esa razón hizo todo
lo que pudo para desacreditar la religión que él había abandonado. Nos cuentan
los historiadores de la Iglesia, Sócrates, Teodoreto y otros, que Juliano
planeó reconstruir el templo de Jerusalén para apelar a los sentimientos
nacionales de los Judíos y para demostrar que lo que Jesús había anunciado en
el evangelio, no se cumpliría. San Cirilo contempla con calma los preparativos
para la reconstrucción del templo, profetizando que sería un fracaso, y así
sucedió. Gibbon y otros agnósticos se burlan de los sucesos sobrenaturales,
sismos, esferas de fuego, desplome de paredes, etc….que le hicieron abandonar
el proyecto, pero Gibbon admite que estos sucesos están confirmados no solo por
escritores cristianos, como San Juan Crisóstomo y San Ambrosio, sino también
por el testimonio de Ammianus Marcellinus, el soldado filósofo, que era pagano.
San Cirilo es
desterrado por Valente, por tercera vez en el año 367, junto con todos los
prelados nombrados por Juliano. Este último destierro duró 11 años, pero cuando
sube al trono Teodoro, le restituye a su sede, donde permanece los últimos años
de su vida. Triste por todo lo malo que encontró en Jerusalén, vicios,
crímenes, desórdenes, herejías divisiones, etc… apela al Concilio de Antioquía.
Envían a San Gregorio de Nissa, quien no pudo remediar nada y abandona
Jerusalén, dejando para la posteridad sus "Advertencias en contra de las
peregrinaciones", una detallada descripción de la moral de la santa ciudad
en aquel tiempo.
Cirilo y San
Gregorio estuvieron presentes en el gran Concilio de Constantinopla (primer
Concilio Ecuménico que participó Cirilo), que era el segundo Concilio
Ecuménico. En esta ocasión Cirilo, obispo de Jerusalén junto con los patriarcas
de Alejandría y Antioquía, toma lugar como metropolitano, se reconoció la
legitimidad de su episcopado. Este Concilio promulgó el Símbolo de Nicea, en su
forma corregida. Cirilo y los demás aceptan el término "Homo-ousios"
que llegó a ser la palabra clave de la ortodoxia. Este hecho toman Sócrates y
Sozomeno, como un acto de arrepentimiento. Por otra parte, los obispos escriben
una carta al Papa San Dámaso, donde halagan a Cirilo diciendo que es uno de los
defensores de la verdad ortodoxa en contra de los arrianos.
Se cree que
murió en Jerusalén en el año 386 a los 72 años.
SAN JOSE,
ESPOSO DE LA VIRGEN
19 DE MARZO
En el Plan Reconciliador de Dios,
San José tuvo un papel esencial: Dios le encomendó la gran responsabilidad y
privilegio de ser el padre adoptivo del Niño Jesús y de ser esposo virginal de
la Virgen María. San José, el santo custodio de la Sagrada Familia, es el santo
que más cerca está de Jesús y de la Santísima de la Virgen María.
San Mateo (1,16) llama a San José
el hijo de Jacob; según San Lucas (3,23), su padre era Helí. Probablemente nació
en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Al comienzo de la
historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en
Nazaret.
Según San Mateo 13,55 y Marcos
6,3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que
era carpintero o albañil. San Justino lo confirma, y la tradición ha aceptado
esta interpretación.
Nuestro Señor Jesús fue llamado
"Hijo de José", "el carpintero" (Jn 1,45; 6,42; Lc 4,22).
Como sabemos no era el padre
natural de Jesús, quién fue engendrado en el vientre virginal de la Virgen
María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios, pero José lo adoptó
amorosamente y Jesús se sometió a él como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto
influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión
existió en su ejemplar matrimonio con María!
LA ANUNCIACIÓN
DEL SEÑOR
25 DE MARZO
Esta gran fiesta tomó su nombre
de la buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la Santísima Virgen
María, referente a la Encarnación del Hijo de Dios. Era el propósito divino dar
al mundo un Salvador, al pecador una víctima de propiciación, al virtuoso un
modelo, a esta doncella -que debía permanecer virgen- un Hijo y al Hijo de Dios
una nueva naturaleza humana capaz de sufrir el dolor y la muerte, afín de que
El pudiera satisfacer la justicia de Dios por nuestras transgresiones.
El mundo no iba a tener un
Salvador hasta que Ella hubiese dado su consentimiento a la propuesta del
ángel. Lo dio y he aquí el poder y la eficacia de su Fíat. En ese momento, el
misterio de amor y misericordia prometido al género humano miles de años atrás,
predicho por tantos profetas, deseado por tantos santos, se realizó sobre la
tierra. En ese instante el alma de Jesucristo producida de la nada empezó a
gozar de Dios y a conocer todas las cosas, pasadas, presentes y futuras; en ese
momento Dios comenzó a tener un adorador infinito y el mundo un mediador
omnipotente y, para la realización de este gran misterio, solamente María es
acogida para cooperar con su libre consentimiento.